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Document 52011IE1857

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el tema «Las transformaciones industriales para desarrollar industrias sostenibles de gran consumo energético que cumplan el objetivo de uso eficaz de los recursos de la Estrategia Europa 2020» (Dictamen de iniciativa)

DO C 43 de 15.2.2012, p. 1–7 (BG, ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, IT, LV, LT, HU, MT, NL, PL, PT, RO, SK, SL, FI, SV)

15.2.2012   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 43/1


Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el tema «Las transformaciones industriales para desarrollar industrias sostenibles de gran consumo energético que cumplan el objetivo de uso eficaz de los recursos de la Estrategia Europa 2020» (Dictamen de iniciativa)

2012/C 43/01

Ponente: Edgardo Maria IOZIA

Coponente: Dirk JARRÉ

El 20 de enero de 2011, de conformidad con el apartado 2 del artículo 29 de su Reglamento Interno, el Comité Económico y Social Europeo decidió elaborar un dictamen de iniciativa sobre el tema

«Las transformaciones industriales para desarrollar industrias sostenibles de gran consumo energético que cumplan el objetivo de uso eficaz de los recursos de la Estrategia Europa 2020».

La Comisión Consultiva de las Transformaciones Industriales (CCMI), encargada de preparar los trabajos en este asunto, aprobó su dictamen el 17 de noviembre de 2011. (ponente: Sr. IOZIA; coponente: Sr. JARRÉ).

En su 476o Pleno de los días 7 y 8 de diciembre de 2011 (sesión del 8 de diciembre de 2011), el Comité Económico y Social Europeo aprobó por 143 votos a favor y 7 abstenciones el presente dictamen.

1.   Conclusiones y recomendaciones

1.1   El Comité Económico y Social Europeo (CESE) considera que Europa solo podrá afrontar la intensificación de la competencia de los países emergentes si aplica sistemas altamente innovadores y normas tecnológicas, medioambientales y productivas que se refuercen en consonancia con el desarrollo tecnológico. Debería protegerse a los trabajadores de los efectos de las transformaciones mediante una formación apropiada y oportuna. Las políticas de la UE deberían favorecer esta evolución.

1.2   Los productos de las industrias de gran consumo energético (IGCE) conforman la base de la cadena de valor de todos los sectores manufactureros, en los que se concentra un elevado porcentaje de los puestos de trabajo en la UE. La estabilidad de los suministros, así como su puntualidad, su calidad y su seguridad, garantizan la competitividad de estos sectores en el mercado mundial y la oferta de empleos altamente cualificados en la UE.

1.3   Es necesario establecer un marco europeo adecuado para afrontar las exigencias comunes de las IGCE. El objetivo prioritario es reforzar y mantener su competitividad en el territorio europeo en un marco de sostenibilidad económica, social y medioambiental. Los sectores interesados son igualmente importantes e interdependientes entre sí.

1.4   Pese a las dificultades de la coyuntura económica actual, el CESE recomienda invertir más aun en investigación, desarrollo, implantación y formación y en las actividades científicas aplicadas a la industria. Estas inversiones deberían financiarse adecuadamente en el contexto del próximo programa marco y permitir el intercambio de experiencias y resultados al menos a nivel europeo. Los programas europeos y nacionales deberían centrarse en mayor medida en la investigación y la innovación en materia de eficiencia energética (1).

1.5   A juicio del CESE, resulta indispensable una política industrial integrada que mantenga siempre bajo control las variables externas y permita a las empresas europeas competir en igualdad de condiciones con sus competidores a nivel mundial, siempre que exista reciprocidad. Para garantizar un nivel adecuado de competitividad se necesitan políticas industriales y fiscales comunes con decisiones estratégicas que afecten al conjunto de la industria europea.

1.6   Europa no puede continuar la gestión de su economía imponiendo obligaciones cada vez más apremiantes sin adoptar al mismo tiempo las medidas adecuadas con el fin de hacer también comunes y estables las decisiones estratégicas en materia de gobernanza necesarias para defender su modelo económico y social y conseguir los mejores resultados, también en materia de protección del medio ambiente.

1.7   El CESE está convencido de que la Unión debe hacer todo lo posible para establecer sistemas flexibles que permitan cumplir los objetivos que se ha reconocido que son necesarios. Estos sistemas deberán tener en cuenta las especificidades de las industrias básicas.

1.8   El CESE se pregunta si no se debería someter también a los importadores a medidas equivalentes a las del régimen de comercio de derechos de emisión (RCDE). El objetivo fundamental sería establecer un sistema eficiente a nivel mundial mediante un acuerdo riguroso y obligatorio. A falta de este acuerdo, si se quieren cumplir los objetivos que la propia Unión se ha fijado, los productos y servicios que se ofrecen en su territorio deberían tener el mismo trato y las mismas condiciones, y debería ocurrir lo mismo con los productos y servicios que se exportan.

1.9   El CESE recomienda encarecidamente reflexionar sobre la posibilidad de mantener el sistema de concesión gratuita de certificados del RCDE a las empresas que ya han alcanzado niveles de excelencia y se aproximan a los límites físicos y termodinámicos relativos a sus técnicas específicas. El sistema de subastas de derechos de emisión, que se pondrá en marcha en 2013, será sin duda un buen sistema, pero solo si lo adoptan otras regiones del mundo. La UE está decidida a abrir los intercambios a otros operadores de terceros países con el fin de construir un mercado global de derechos de emisión.

1.10   En el caso de las industrias de gran consumo energético (IGCE), el RCDE, si no se gestiona con gran prudencia, podría causar daños incalculables a las industrias interesadas. La relocalización de las emisiones de carbono no es algo que se debería considerar solo en el futuro. Ha estado ocurriendo por lo menos durante los últimos diez años, desde que las inversiones se han desviado de Europa a otros países como Estados Unidos, China, India, Brasil, etc. Sería extremadamente útil que se examinara este fenómeno en profundidad.

1.11   Es preciso reutilizar la energía conservada en los materiales, impulsando cuando sea posible las operaciones de reciclado. El vidrio, el hierro, el acero y el aluminio pueden aportar una importante contribución en este sentido. Europa exporta sus materiales nobles. En lugar de ello se debería incentivar su reutilización en la UE, ahorrando la energía contenida en cada material (2).

1.12   Se debería incentivar a las IGCE, posiblemente agrupadas en consorcios, para que realicen inversiones a largo plazo en el sector energético, especialmente en el de las energías renovables, dándoles la posibilidad de adquirir la energía con contratos plurianuales y a precios estables.

1.13   A juicio del CESE resulta sumamente importante disponer de un marco reglamentario estable, eficaz y duradero. La duración de los ciclos económicos de inversión en las IGCE oscila por ejemplo entre siete y veinte años (para los altos hornos, por ejemplo) y no es casualidad que en Europa las inversiones en el ciclo integrado del acero desde hace más de treinta años hayan sido menores de lo esperado.

1.14   Las políticas adoptadas hasta ahora se han orientado sobre todo a penalizar las infracciones, más que a premiar, las conductas e inversiones responsables. Es necesario modificar este planteamiento y apoyar con incentivos de tipo fiscal las actuaciones de empresas que demuestren haber conseguido resultados notables en el ámbito de la eficiencia energética.

1.15   Cabe destacar los impresionantes resultados que ya obtuvieron las IGCE durante el período inmediatamente anterior a la entrada en vigor del RCDE. Fueron capaces de anticipar las nuevas necesidades y los tiempos de cambio, por lo que carece de toda justificación penalizarlos severamente por ello y exponerlos al riesgo de perder un millón de empleos sumamente estables y cualificados (tanto directos como indirectos).

1.16   La difusión transnacional y transectorial de buenas prácticas es sin duda un instrumento que conviene impulsar, como lo es el apoyo a nuevos proyectos piloto y de demostración.

1.17   Las medidas de apoyo público a la investigación y la innovación mediante programas específicos han demostrado tener una importancia extraordinaria. El CESE pide a la Comisión Europea, al Consejo y al Parlamento que refuercen estos programas, centrados en la eficiencia energética y la diversificación, y los estructuren permanentemente en las acciones de desarrollo.

1.18   Las pymes pueden contribuir de forma significativa a cumplir los objetivos mediante programas específicos y adecuados a ellas. Las empresas de gran consumo energético pertenecen a todos los segmentos del mercado. Sin embargo, los costes de alcanzar niveles excelentes de eficiencia energética son inversamente proporcionales al tamaño de la empresa. Son precisamente las pymes las que pueden obtener los mejores resultados globalmente, por lo que habrá que hacer ingentes esfuerzos a favor de ellas y dedicarles en consecuencia ingentes recursos.

2.   Introducción

2.1   Las IGCE constituyen la base de todas las cadenas de valor manufactureras europeas, dado que suministran los materiales básicos para fabricar los productos industriales. Desempeñan un papel esencial en el desarrollo de una economía baja en carbono.

2.2   La introducción de normativas destinadas a reducir el 20 % del consumo representa un reto para el desarrollo de una nueva generación de productos por parte de las IGCE. Es necesario adoptar numerosas medidas e incentivos para abrir el mercado a los nuevos productos que ahorran energía.

2.3   El sector industrial manufacturero, que aporta el 17,6 % del PIB europeo, absorbe el 27 % de la demanda final de energía de la UE. Las grandes industrias productoras de materias primas (por ejemplo, productos químicos y petroquímicos con el 18 %, hierro y acero con el 26 % y cemento con el 25 %), consumen cantidades ingentes de energía y representan el 70 % del consumo energético industrial.

2.4   La idea de reducir los costes para mantener y, posiblemente, aumentar la competitividad ha llevado a muchas industrias, especialmente las de gran consumo energético, a mejorar su eficiencia energética, provocando que el potencial económico de estas industrias de cara a 2020 sea inferior al de otros sectores.

Cuadro 1

Evolución prevista y potencial de ahorro energético en 2020  (3)

 

2020

(Primes 2007)

[Mtep]

2020

(Primes 2009 EE)

[Mtep]

Avances previstos en 2020 sin medidas complementarias

[%]

2020

Potencial

económico

[%]

2020

Potencial técnico

[%]

 

1

2

3

[=(2-1)/1 (4)100]

4

5

Diferencia entre el consumo interior bruto y los usos no energéticos

1 842

1 678

–9 %

– 20 %

Objetivo de la UE

no aplicable

Consumo final energético:

1 348

1 214

–10 %

–19 %

–25 %

industria

368

327

–11 %

–13 %

–16 %

transporte

439

395

–10 %

–21 %

–28 %

residencial

336

310

–8 %

–24 %

–32 %

terciario

205

181

–12 %

–17 %

–25 %

Transformación, transporte y suministro de energía

494

464

–6 %

–35 %

no aplicable

Fuentes: Primes para las columnas 1, 2 y 3 e Instituto Fraunhofer para las columnas 4 y 5.

2.5   Sin embargo, todavía no se han aprovechado plenamente todas las oportunidades, sobre todo en lo que respecta a las pequeñas industrias e incluso a algunas de medianas dimensiones (5).

3.   Los últimos avances tecnológicos de las diferentes IGCE

Las IGCE investigan y producen una serie de tecnologías y productos necesarios para afrontar el cambio climático y otros retos a nivel mundial. Uno de los requisitos previos fundamentales para la mejora de la eficiencia energética y la utilización eficiente de los recursos es la adopción de una política industrial y un enfoque de innovación que sean activos. La I+D debe centrarse en mayor medida en la búsqueda de soluciones tecnológicas y organizativas eficientes en cuanto a energía y recursos. Además, las empresas, incluidos los trabajadores y sus representantes, deben mejorar la eficiencia en el uso de la energía y los recursos, procurando impulsar la innovación tanto en los productos como los procesos.

A continuación, se ofrece una visión de conjunto de las principales IGCE.

3.1   Industria química y petroquímica

3.1.1   La industria de los productos químicos emplea a 1 205 000 trabajadores en 29 000 empresas y el valor de su producción asciende a 449 000 millones de euros (2009 Eurostat), con un volumen de negocios casi dos veces más elevado que equivale al 1,15 % del PIB de la UE. En la industria química solo el 8 % del petróleo se utiliza como combustible, pues la mayor parte se dedica a la transformación. Respecto al consumo energético, las industrias de transformación representan el 18 % de los sectores industriales.

3.1.2   La industria química convierte las materias primas en productos para las otras industrias y para los consumidores. Las materias primas básicas se subdividen en orgánicas e inorgánicas; entre las inorgánicas cabe señalar el aire, el agua y los minerales, mientras que los combustibles fósiles y la biomasa pertenecen a la categoría de las materias primas orgánicas.

3.1.3   Aproximadamente el 85 % de los productos químicos se elaboran a partir de una veintena de sustancias químicas simples que se denominan elementales, y que a su vez se derivan principalmente de diez materias primas y después se transforman en unos 300 productos intermedios. Los productos químicos elementales e intermedios se clasifican como «productos químicos a granel» (bulk chemicals). De los productos intermedios se derivan aproximadamente 30 000 productos de consumo. Estos productos químicos constituyen el 12 % del coste de un automóvil (revestimiento de asientos; manguitos y cinturones; airbags), el 10 % del coste de una vivienda (tubos aislantes e instalación eléctrica) y el 10 % de los productos que adquiere y utiliza cotidianamente una familia media (productos alimenticios, ropa, calzado, productos para el cuidado y la higiene personal, etc.).

3.1.4   El carbón, el petróleo y el gas natural son las materias primas principales para la producción de la mayor parte de los productos químicos a granel. A cada fase corresponde un valor añadido: valor relativo del petróleo crudo: 1; combustible: 2; producto petroquímico típico: 10; producto de consumo típico: 50.

3.1.5   Los combustibles fósiles representan también la fuente de energía más importante, con el petróleo a la cabeza (~ 40 %), seguido por el carbón (~ 26 %) y el gas natural (~ 21 %).

3.1.6   La industria química utiliza cantidades ingentes de energía. Aproximadamente el 8 % del total de la demanda de petróleo crudo se utiliza como materia prima y el resto en la producción de combustible, destinado principalmente al transporte.

3.2   Industrias metalúrgicas no ferrosas

3.2.1   El panorama de las industrias de metales no ferrosos es muy amplio e incluye la producción de materiales diversos como el aluminio, el plomo, el zinc, el cobre, el magnesio, el níquel, el silicio y muchos otros. El conjunto del sector emplea directamente a unos 400 000 trabajadores (Eurometaux, julio de 2011). El subsector más grande e importante es el del aluminio. En 2010 trabajaban en él unas 240 000 personas y registraba un volumen de negocios de 25 000 millones de euros. La producción de bauxita ascendió a unos 2,3 millones de toneladas y la de alúmina a 5,9 millones de toneladas, mientras que la producción total de aluminio (primario y reciclado) se elevó a 6 millones de toneladas (270 instalaciones). El valor de referencia definido por la Comisión Europea es de 1 514 kg de CO2 equivalente por tonelada para la producción de aluminio primario.

3.2.2   Varios estudios han demostrado que las materias primas y la energía representan los factores de competitividad más importantes para la industria de metales no ferrosos de la UE. En función del subsector de que se trate, los costes de la energía y las materias primas oscilan aproximadamente entre el 50 % y el 90 % de los costes totales de producción de los metales refinados; los precios de las materias primas oscilan entre el 30 % y el 85 % de los costes totales, mientras que los de la energía oscilan entre el 2 % y el 37 %. Por lo que se refiere a las materias primas, el reciclado de la chatarra tiene la misma importancia para la producción de metal en la UE que la utilización de minerales y concentrados.

3.2.3   En 2005, refiriéndose a la dependencia de las importaciones, la industria metalúrgica de la UE clasificó la bauxita, el magnesio, el silicio y el concentrado de cobre como las materias primas más sensibles (por ejemplo, el 50 % de las exportaciones mundiales de coque procede de China, y el 40 % de las exportaciones mundiales de concentrado de cobre procede de Chile).

3.2.4   Según la industria, sigue habiendo riesgos para el aprovisionamiento en chatarra de aluminio, chatarra de cobre, cobre sin refinar y concentrados de zinc y de plomo, y lo mismo cabe decir a largo plazo para las chatarras de aluminio y de cobre, el concentrado de cobre y el cobre sin refinar.

3.2.5   Las industrias de metales no ferrosos son industrias de gran consumo de energía eléctrica, especialmente por lo que respecta a los productores de aluminio, plomo y zinc, que son importantes consumidores de energía eléctrica.

3.2.6   Una parte considerable del consumo de metales no ferrosos de la UE procede ya de las importaciones, y si esto no se remedia el porcentaje seguirá aumentando notablemente y los productores europeos del sector cesarán sus actividades. Ello provocará una relocalización de las emisiones de carbono.

3.3   Industria siderúrgica

3.3.1   La industria siderúrgica europea emplea directamente a 360 000 trabajadores y en 2010 registró un volumen de negocios de 190 000 millones de euros. Su consumo energético global es de 3 700 GJ, lo que corresponde aproximadamente al 25 % del consumo energético de la industria manufacturera; las emisiones totales de CO2 son aproximadamente de 350 millones de toneladas, lo que corresponde al 4 % de las emisiones totales de la UE.

3.3.2   Existen dos procesos principales para la producción de acero: el primero es el denominado «proceso integrado», y se basa en la producción de hierro a partir de mineral de hierro (aunque, también en este proceso, el 14 % se produce utilizando chatarra); el segundo es el denominado «proceso de reciclado», y utiliza la chatarra como principal materia prima ferrosa en hornos eléctricos de arco.

3.3.3   En ambos casos, el consumo energético depende del combustible (fundamentalmente carbón y coque) y de la energía eléctrica. El proceso de reciclado requiere un consumo energético muy inferior (aproximadamente el 80 %). El proceso integrado exige la utilización de hornos de coque, instalaciones de sinterización, altos hornos y hornos convertidores para el proceso de oxígeno básico.

3.3.4   Se estima que el consumo energético actual en el proceso integrado oscila entre 17 y 23 GJ por tonelada de producto laminado en caliente [1][SET_Plan_Workshop_2010]. A nivel europeo, el valor inferior se considera un buen valor de referencia para una instalación integrada, mientras que un valor de 21 GJ/t se considera un valor medio en toda la UE 27.

3.3.5   La disminución neta (aproximadamente del 50 %) del consumo energético registrada en la industria europea durante los últimos cuarenta años se explica en parte por la mayor utilización del proceso de reciclado en lugar del proceso integrado (el porcentaje ha pasado del 20 % de los años setenta al 40 % actual).

3.3.6   Sin embargo, la perspectiva de aumentar la cuota del reciclado se ve limitada por la disponibilidad y la calidad de la chatarra. En Europa, aproximadamente el 80 % de las emisiones de CO2 relacionadas con el proceso integrado se deriva de los efluentes gaseosos, que la propia industria utiliza en buena medida para producir aproximadamente el 80 % de sus necesidades de electricidad [EUROFER_2009a].

3.3.7   En 2008 la producción de acero bruto en la UE ascendió a 198 millones de toneladas, es decir, el 14,9 % de la producción mundial total (1 327 millones de toneladas) [WorldSteel_2009]. Diez años antes, con una producción ligeramente inferior (191 millones de toneladas), la cuota de los países europeos respecto a la producción mundial era del 24,6 %.

3.4   Industria cerámica

3.4.1   La industria cerámica emplea directamente a 300 000 personas y abarca una amplia gama de productos que van desde ladrillos y placas de cubierta hasta tuberías de gres, azulejos y baldosas, pasando por artículos sanitarios, porcelana de mesa y ornamental, abrasivos, productos cerámicos refractarios y cerámica técnica (6).

3.4.2   Estos sectores abarcan aplicaciones para la construcción, los procesos de alta temperatura, los productos para la industria de la automoción, la energía, medioambientales y de consumo, la minería, la construcción naval, armamentos, industria aeroespacial, los dispositivos médicos y para muchos otros productos. Los sectores de la cerámica se caracterizan por su dependencia de materias primas tanto domésticas como importadas.

3.4.3   La industria cerámica europea está compuesta en gran medida por pymes, que representan aproximadamente el 10 % de las instalaciones sujetas al RCDE, pero menos del 1 % de las emisiones.

3.5   Cemento

3.5.1   En 2010 la industria europea del cemento empleaba directamente a 48 000 trabajadores, producía 250 millones de toneladas y tenía un volumen de negocios de 95 000 millones de euros. El valor de referencia del consumo energético corresponde a 110 kwh/tonelada. La cantidad total de CO2 emitido equivale al 3 % de las emisiones totales de la UE.

3.5.2   El cemento es un material esencial tanto para la construcción como para la ingeniería civil e hidráulica. La producción en el sector del cemento está directamente relacionada con la situación general del sector de la construcción, por lo que refleja de cerca la situación económica general.

3.5.3   En la Unión Europea el cemento se produce principalmente utilizando la tecnología moderna del proceso de vía seca, que requiere aproximadamente un 50 % menos de energía que la tecnología de combustión de clinker en hornos utilizando el método húmedo.

3.5.4   En 2009 la producción de cemento en los 27 Estados miembros de la UE fue de unos 250 millones de toneladas, que suponen el 8,6 % de la producción mundial de cemento, aproximadamente 3 000 millones de toneladas (7). La producción mundial se concentra principalmente en Asia (75 %), y solo China produce más de la mitad del cemento mundial (54,2 %). Este dato indica que un porcentaje muy alto de cemento se produce en países que no aplican el Protocolo de Kioto.

3.5.5   La industria europea del cemento se caracteriza por una alta intensidad de capital (150 millones de euros por millón de toneladas de capacidad de producción) y por un alto consumo energético (60-130 kg de petróleo equivalente y 90-130 kWh de energía eléctrica por tonelada).

3.5.6   Otra característica importante de la industria europea del cemento es la presencia de mercados regionales de cemento en un radio inferior a 200 millas.

3.5.7   La industria del cemento es uno de los principales responsables de las emisiones de CO2. Sus emisiones de anhídrido carbónico representan el 5 % aproximadamente de las emisiones globales atribuibles a la actividad humana (8). Las principales fuentes de emisiones de CO2 en las fábricas de cemento son el proceso de descarbonización de materias primas y la combustión de los carburantes.

3.5.8   Se estima que la descarbonización genera aproximadamente el 50 % de las emisiones totales de una fábrica de cemento, y la combustión de los carburantes el 40 %. Las emisiones de CO2 generadas por estos dos procesos se denominan «emisiones directas». Las principales fuentes de emisiones indirectas (el 10 % aproximadamente de las emisiones de las fábricas de cemento) son el transporte y la producción de la energía eléctrica utilizada en las fábricas (9).

3.5.9   El desarrollo del sector de la producción de cemento en la UE depende en gran medida de las políticas y decisiones de la UE relativas a las emisiones de CO2 y otras sustancias contaminantes.

3.5.10   En el sector del cemento, el RCDE se aplica a la producción de cemento (clinker) en hornos rotatorios con una capacidad superior a 500 toneladas por día. Los datos de los últimos años (10) indican que las emisiones producidas por la industria del cemento han sido inferiores a lo previsto. Los altos precios de las cuotas de emisión de CO2 pueden resultar más atractivos que la producción de mayores cantidades de cemento. El RCDE está concebido de tal manera que podría provocar una limitación de la producción, por lo que la asignación de cuotas debería ir precedida de un análisis para fijar objetivos sostenibles, evitar distorsiones en el mercado y motivar a las empresas a que mejoren su eficiencia energética y, al mismo tiempo, reduzcan las emisiones de CO2.

3.6   Industria del vidrio

3.6.1   La industria europea del vidrio emplea directamente a 200 000 trabajadores, de los que 1 300 son productores y transformadores, cuya producción fue en 2010 de 34 millones de toneladas (el 30 % de la producción mundial). El reciclado de una tonelada de vidrio evita la producción de 670 kg de CO2. Las emisiones de CO2 alcanzan cada año unos 25 millones de toneladas.

3.6.2   El vidrio está compuesto principalmente por materiales vitrificables como la sílice (arena de gran calidad), álcalis para transformar el estado de la sílice de sólido a líquido (principalmente sosa y potasa), estabilizadores para reducir la corrosión superficial del vidrio (óxido de calcio, magnesio y óxido de aluminio), algunos agentes refinadores y pequeñas cantidades de otros aditivos para conferir diversas características a cada tipo de vidrio.

3.6.3   La clasificación de tipos de vidrio más extendida es la que se hace en función de su composición química, que da lugar a cuatro grupos principales: vidrio sódico-cálcico, cristal de plomo y cristal, vidrio borosilicato y vidrios especiales.

3.6.4   Por lo que respecta a los subsectores, el «vidrio para envases» constituye el segmento principal de la industria del vidrio de la UE, con más del 60 % de la producción total. Sus productos son recipientes de vidrio (botellas y tarros). El vidrio para envases se fabrica en todos los Estados miembros de la UE con excepción de Irlanda y Luxemburgo; a nivel mundial, la UE es la principal región productora de vidrio para envases, con unas 140 fábricas.

3.6.5   El vidrio plano, que representa el 22 % aproximadamente de la producción total de vidrio, constituye el segundo segmento por tamaño de la industria del vidrio de la UE y comprende la producción de vidrio flotado y vidrio laminado. En la UE existen cinco productores de vidrio flotado y otros cinco de vidrio laminado. En 2008 las emisiones totales derivadas del sector del vidrio plano ascendieron a 7 000 000 de toneladas, de los que unos 6 500 000 procedían de la producción de vidrio flotado y unas 500 000 de la de vidrio laminado (fuente: CITL)

3.6.6   La fibra de vidrio de filamento continuo se produce y suministra de diferentes formas: mecha, manta, hilo cortado, hilados textiles, tejido, fibras molidas. Se utiliza principalmente (aproximadamente el 75 %) para reforzar materiales compuestos, sobre todo resinas termorresistentes pero también resinas termoplásticas. El principal mercado para los materiales compuestos son la construcción, el sector automovilístico y de los transportes (50 %) y la industria eléctrica y electrónica.

3.6.7   Algunos datos relativos a la huella de CO2:

producción media: 870 000 toneladas anuales de productos de fibra de vidrio de filamento continuo;

media de las emisiones directas de CO2: 640 000 toneladas;

media CO2/tonelada: 735 kg de CO2/tonelada de producto de fibra de vidrio de filamento continuo.

3.6.8   El sector de los vidrios especiales representa aproximadamente el 6 % de la producción de la industria del vidrio y se sitúa en cuanto a toneladas en el cuarto puesto entre los principales sectores. Entre sus productos principales cabe citar el vidrio para televisores y monitores, el vidrio para iluminación (tubos y bombillas), el vidrio óptico, el vidrio para laboratorio y técnico, el vidrio borosilicato y la vitrocerámica (utensilios de cocina y aplicaciones domésticas para altas temperaturas) y el vidrio para la industria electrónica (pantallas LCD).

3.6.9   El sector de los artículos de vidrio para el hogar es uno de los segmentos más pequeños de la industria del vidrio y representa aproximadamente el 4 % de la producción total. Este sector incluye la producción de servicios de mesa, vajillas y artículos de decoración, como vasos, tazas, cuencos, platos, vajillas, jarrones y adornos.

4.   Panorámica general de las emisiones de CO2 en 2010 en Europa

4.1   El RCDE de la UE establece un límite para las emisiones de unas 12 600 instalaciones, entre ellas centrales eléctricas, fábricas y refinerías. El régimen comprende aproximadamente el 40 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la UE. Basándose en los datos relativos a la producción industrial, los analistas estiman que en 2010 las emisiones aumentaron un 3,2 %, frente a la disminución de aproximadamente el 11,3 % registrada en 2009 (Barclays Capital, Nomisma Energia, IdeaCarbon).

4.2   Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, en 2009 las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la UE ascendieron a unos 4600 millones de toneladas métricas. Si siguieran aumentando con arreglo a la evolución de las emisiones industriales de CO2 registradas el año pasado, la UE superaría en aproximadamente 300 millones de toneladas métricas el objetivo de 4500 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero para 2020. Según los funcionarios de la UE responsables de las cuestiones climáticas, la UE no superará ese objetivo si cumple los objetivos en materia de energías renovables y eficiencia energética.

4.3   CO2

Las emisiones cubiertas por el RCDE de la UE aumentaron en 2010 por el incremento de la demanda energética y de la producción de todo el sector industrial, que provocó una mayor utilización de combustibles fósiles por las empresas para generar electricidad y calor (Sikorski).

Por otra parte, el encarecimiento del gas ha obligado a las centrales termoeléctricas a utilizar en mayor medida el carbón, que emite mayores cantidades de dióxido de carbono.

5.   Observaciones del Comité Económico y Social Europeo

5.1   La cadena de valor depende de la disponibilidad y la calidad de las materias primas, y las industrias básicas europeas suministran materiales de primerísima calidad. La industria de transformación europea se beneficia del alto nivel cualitativo y de la innovación continua que propone la investigación. En la industria del acero, por ejemplo, el 70 % de la calidad depende del tipo de fundición. Esta calidad se debe mantener y reforzar en lo posible.

5.2   Sin una industria fuerte, competitiva e innovadora Europa no podrá cumplir ningún objetivo sostenible, como por ejemplo los establecidos por la Comisión en materia de emisiones de CO2.

5.3   El RCDE de la UE es un sistema de limitación y comercio de emisiones (cap and trade) que ha sido adoptado como importante instrumento para cumplir el objetivo fijado por la UE de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 20 % antes de 2020 respecto a los niveles de 1990 y en un 30 % en caso de que se alcance un acuerdo internacional. El RCDE comprende aproximadamente 12 500 instalaciones del sector energético e industrial, causantes en su conjunto de casi la mitad de las emisiones de CO2 de la UE y del 40 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero.

5.4   El RCDE se aplica hoy en treinta países (los 27 Estados miembros de la UE más Islandia, Liechtenstein y Noruega). Con respecto a otros sectores excluidos, como por ejemplo el de los transportes, las instalaciones del RCDE han conseguido una significativa reducción de los gases de efecto invernadero. No obstante, las IGCE están siempre sujetas a un impulso permanente por mejorar la eficiencia debido al creciente coste de la energía. Sería muy conveniente analizar en profundidad los recortes de emisiones atribuidos al RCDE de la UE.

6.   El aspecto social y medioambiental

6.1   La defensa del sistema industrial europeo, de los trabajadores y de los intereses europeos, así como la protección del medio ambiente, la salud y los consumidores, solo son posibles si ninguno de estos intereses prevalece sobre los demás y si se busca el mejor punto de equilibrio entre las políticas medioambientales, sociales y económicas.

6.2   El CESE respalda los objetivos medioambientales y de sostenibilidad social y al mismo tiempo desea señalar algunos ámbitos prioritarios de intervención donde se deben aplicar directrices para desarrollar una acción integrada con una visión global de la cuestión.

6.3   Ante todo son necesarios programas serios de apoyo al crecimiento profesional, mediante una formación encaminada a crear competencias idóneas para afrontar los retos tecnológicos y aumentar y mejorar los resultados en el ámbito de la eficiencia energética. Las IGCE se caracterizan por procesos de producción continua y un alto nivel de responsabilidad, por lo que no resultan atractivas para los jóvenes. Se requieren incentivos especiales de apoyo a los programas de formación (entre ellos, becas) para preservar las competencias europeas en este ámbito.

6.4   Asimismo, se deben prever incentivos para favorecer la movilidad de los técnicos y trabajadores especializados con el fin de difundir los conocimientos y las buenas prácticas a nivel nacional y transfronterizo.

6.5   Se deberá prestar especial atención a los periodos de transición, garantizando una asistencia adecuada a los trabajadores que se vean afectados por los procesos de reestructuración provocados por los cambios necesarios para adecuar las producciones a las nuevas necesidades. Este proceso debería verse respaldado por inversiones públicas.

6.6   Un verdadero compromiso con los procesos de transformación industrial en las IGCE deberá ir acompañado de evaluaciones adecuadas de su impacto social y sobre los trabajadores, para evitar consecuencias sociales negativas y anticipar la evolución hacia nuevos modelos de producción.

6.7   Es fundamental el desarrollo del conocimiento, la comprensión y la sensibilización de los ciudadanos respecto a los beneficios que puede procurar una industria de alta eficiencia energética. Para ello, además de promover el etiquetado de los productos, se debería señalar el de los procesos energéticamente eficientes que han permitido fabricarlos, es decir, disponer de un doble etiquetado: el del producto y también el de la fábrica que ha contribuido a mantener una elevada eficiencia general.

6.8   Es preciso prestar más apoyo a las IGCE en relación con la investigación y la innovación. El actual sistema de financiación de la UE debería contribuir a la creación de instrumentos especializados (como, por ejemplo, SPIRE PPP en favor de una industria sostenible) que permitan dar más cabida a proyectos industriales. Las Plataformas Tecnológicas han trabajado duro para crear un entorno más favorable para el acceso de las industrias a los programas marco de la UE. Por otra parte, cabe destacar el importantísimo papel que desempeñan las organizaciones de investigación y tecnología en la cadena de innovación, transformando ideas en aplicaciones industriales.

7.   La dimensión internacional

7.1   Estados Unidos, Japón, Rusia, Brasil, India y sobre todo China (país que encabeza los valores de emisión, con el 22 % del total) deben asumir sus responsabilidades. Estos países, junto con Europa, producen más del 70 % de las emisiones de CO2 (2007). Es indispensable alcanzar un acuerdo sobre el clima y la salud del planeta para poder afrontar los retos que plantea el calentamiento del planeta por factores antropogénicos.

7.2   El CESE se ha pronunciado muchas veces en apoyo de estas políticas europeas y ha recomendado que se realicen todos los esfuerzos necesarios para llegar a un acuerdo internacional justo que reparta las responsabilidades y las cargas, teniendo en cuenta múltiples factores y no solo los datos absolutos.

7.3   Las políticas sobre el cambio climático solo tendrán éxito si la próxima conferencia de Durban consigue fijar los nuevos objetivos posteriores a Kioto para los mayores países emisores de carbono del mundo. Europa se ha comprometido a cumplir objetivos todavía más ambiciosos si se alcanza un acuerdo mundial. El CESE apoya este compromiso a condición de que las consideraciones formuladas sobre las condiciones de sostenibilidad de las empresas y los trabajadores europeos se reconozcan y respeten estructuralmente.

Bruselas, 8 de diciembre de 2011.

El Presidente del Comité Económico y Social Europeo

Staffan NILSSON


(1)  DO C 218 de 23.7.2011, p. 38.

(2)  DO C 107 de 6.4.2011, p. 1, y DO C 218 de 23.7.2011, p. 25.

(3)  SEC(2011) 779 final.

(4)  Los datos relativos al potencial económico en el sector de la transformación de la energía se basan en estimaciones de la DG Energía.

(5)  Plan de Eficiencia Energética 2011, COM(2011) 109 final; estudio de evaluación de impacto, Ibídem. n. 3., DO C 218, 23.7.2011, p. 38; DO C 318, 29.10.2011, p. 76.

(6)  DO C 317, 23.12.2009, p. 7.

(7)  Documento informativo sobre «El desarrollo de la industria europea del cemento», CCMI/040, CESE 1041/2007. Cembureau, Evolution and Energy Trends – página web Cembureau, mayo de 2011.

(8)  «Carbon Dioxide Emissions from the Global Cement Industry». Autores: Ernst Worrell, Lynn Price, Nathan Martin, Chris Hendriks, Leticia Ozawa Meida. Annual Review of Energy and the Environment, noviembre de 2001, vol. 26, pp. 303-329.

(9)  Vanderborght B, Brodmann U. 2001. The Cement CO2 Protocol: CO2 Emissions Monitoring and Reporting Protocol for the Cement Industry. Guide to the Protocol, versión 1.6, 2001; www.wbcsdcement.org.

(10)  Informe publicado en Euronews en mayo de 2006.


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