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Document 52006AE0752

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre Campaña de la UE para la conservación de la biodiversidad: posición y contribución de la sociedad civil

DO C 195 de 18.8.2006, p. 96–103 (ES, CS, DA, DE, ET, EL, EN, FR, IT, LV, LT, HU, NL, PL, PT, SK, SL, FI, SV)

18.8.2006   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 195/96


Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «Campaña de la UE para la conservación de la biodiversidad: posición y contribución de la sociedad civil»

(2006/C 195/24)

Mediante carta de fecha 13 de septiembre de 2005, la Presidencia austríaca del Consejo Europeo pidió al Comité Económico y Social Europeo que elaborara, de conformidad con el artículo 262 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, un Dictamen exploratorio sobre «Campaña de la UE para la conservación de la biodiversidad: posición y contribución de la sociedad civil»

La Sección Especializada de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente, encargada de preparar los trabajos del Comité en este asunto, aprobó su dictamen el 26 de abril de 2006 (ponente: Sr. RIBBE).

En su 427o Pleno de los días 17 y 18 de mayo de 2006 (sesión del 18 de mayo de 2006), el Comité Económico y Social Europeo ha aprobado por 125 votos a favor, ningún voto en contra y 4 abstenciones el presente Dictamen.

1.   Síntesis de las conclusiones y recomendaciones del Comité

1.1

La biodiversidad es la base y la garantía para la existencia de vida en nuestro planeta. Incluso desde el punto de vista de sus propios intereses económicos, el ser humano debería esforzarse por conservar la estabilidad de los ecosistemas. Además, nuestra responsabilidad ante la creación nos exige que conservemos la biodiversidad. La protección de la biodiversidad no es ningún «lujo» que uno pueda permitirse o al que pueda renunciar.

1.2

El ser humano es el principal usuario de la biodiversidad, pero, por otro lado, también es actualmente la causa principal de su pérdida.

1.3

El CESE estima que la biodiversidad en Europa sigue estando muy amenazada. Las medidas adoptadas hasta ahora por la UE no son por el momento suficientes para frenar la tendencia negativa de las últimas décadas.

1.4

El CESE acoge con satisfacción que tanto las instituciones comunitarias como los Estados miembros, en su condición de miembros del Convenio para la conservación de la biodiversidad, no sólo se hayan comprometido a frenar la tendencia negativa, sino también a invertirla.

1.5

No obstante, el CESE lamenta los enormes abismos que se abren entre lo exigible y la realidad: el sector público no ha protegido hasta el momento la biodiversidad de la manera que cabía esperar. Aunque debe desempeñar una función ejemplar en la protección de la biodiversidad, frecuentemente son sus decisiones de planificación y sus programas de fomento los que contribuyen a seguir poniendo en peligro la biodiversidad. A esto hay que añadir que en las Perspectiva Financieras 2007–2013 se recortan los recursos precisamente en aquellos ámbitos políticos de la UE que son particularmente importantes para la protección de la biodiversidad.

1.6

La pérdida de la biodiversidad es un proceso lento que se está desarrollando desde hace muchos años. Puesto que cada vez menos personas tienen una relación directa con la naturaleza, su impacto directo y la reacción política frente a ese impacto son relativamente escasos. No obstante, esto no debería tranquilizar a los políticos, sino que más bien debería incitarles a elaborar estrategias adecuadas para contrarrestar esta evolución.

1.7

De la misma manera que es preciso informar mejor a la sociedad civil sobre las causas y el sentido de la conservación de la biodiversidad, será preciso adoptar medidas de formación y aprendizaje de los funcionarios y trabajadores locales, regionales y nacionales del sector público, puesto que muchos ni siquiera saben de qué se trata y con frecuencia no están motivados.

1.8

El CESE considera conveniente que la Presidencia de la UE lleve a cabo una campaña sobre la conservación de la biodiversidad, de manera que la sociedad civil pueda aportar su contribución práctica y, sobre todo, concienciarse. No obstante, una campaña de esta clase no podrá compensar los déficit que la propia UE ha identificado. Tampoco debe conducir bajo ningún concepto a dar la impresión de que los problemas son consecuencia exclusiva o principal de un escaso compromiso de la sociedad civil.

1.9

Se necesitan ejemplos prácticos y proyectos experimentales más positivos. Es preciso que se adopten más medidas de concienciación sobre el valor sensible y el valor útil de los paisajes y de la biodiversidad en general, como también son necesarios ejemplos procedentes de la opinión pública. En definitiva se trata de la conservación de los medios de subsistencia del ser humano.

2.   Principales aspectos y antecedentes del dictamen

2.1

Mediante carta de 13 de septiembre de 2005, la entonces futura Presidencia austríaca pidió al CESE que elaborara un Dictamen exploratorio sobre el tema «Campaña de la UE para la conservación de la biodiversidad: posición y contribución de la sociedad civil». En la carta se señalaba que tal dictamen podría ser un apoyo –tanto políticamente como desde el punto de vista del fondo– para el Consejo y la Comisión en el objetivo de poner freno al declive de la diversidad biológica antes de 2010 (1).

2.2

En la carta mencionada se propone que el CESE examine los siguientes aspectos:

las causas de la pérdida de la biodiversidad;

la suficiencia de las medidas adoptadas hasta el momento por el Consejo y la Comisión para lograr el objetivo mencionado;

la coherencia entre las distintas políticas comunitarias;

las nuevas iniciativas que deberían adoptar la Comisión y los Estados miembros;

las repercusiones que tendrán tales iniciativas en el marco de la Estrategia de Lisboa y de la Estrategia de Desarrollo Sostenible, y

la contribución que podrá aportar la sociedad civil.

2.3

Es probable que la petición de la Presidencia austríaca se base en el hecho, mencionado en la carta, según el cual la información disponible de los distintos organismos e institutos de investigación como Eurostat muestra que, a pesar de los esfuerzos realizados hasta el momento, la biodiversidad sigue disminuyendo en Europa y en el mundo entero, y que, además, de momento no se prevé una inversión de esta tendencia. También la Comisión piensa, en sus comunicaciones sobre el proceso de revisión de la Estrategia comunitaria de Desarrollo Sostenible, que la tendencia seguirá siendo negativa en este ámbito.

2.4

El CESE expresa a la Presidencia su agradecimiento por haber elegido a esta institución para someterle este importante asunto. En lo que sigue, el Comité examinará por separado cada uno de estos aspectos, responderá a ellos y examinará ideas para una «campaña».

3.   Observaciones generales

3.1

La biodiversidad es la base de la vida en nuestro planeta. Sin biodiversidad, los seres humanos no tendrían ninguna posibilidad de sobrevivir: las plantas que transforman la luz solar en biomasa son el fundamento de los flujos de energía y materias en nuestro planeta, en los que el ser humano participa cotidianamente, por ejemplo, cuando respira, se alimenta o actúa. Incluso sin esas especies que finalmente aprovechan y transforman los residuos «producidos» por el hombre, el ser humano no podría vivir y funcionar.

3.2

Por consiguiente, la biodiversidad no es algo que la sociedad pueda «permitirse» cuando lo considere importante, y a lo que pueda renunciar cuando parezca necesario establecer otras prioridades. La biodiversidad es indispensable.

3.3

En la «Revisión de la política medioambiental 2003» (2), la Comisión explica qué es la diversidad biológica (biodiversidad). «La biodiversidad refleja la complejidad, el equilibrio y el estado de los diferentes ecosistemas. La biodiversidad no sólo realiza funciones fundamentales para el sustento de la vida, también constituye la base de importantes actividades económicas, recreativas y culturales

3.4

Biodiversidad significa específicamente «diversidad de vida»; el concepto, no obstante, puede utilizarse en diversos ámbitos. Puede designar tanto la diversidad genética de una población como el grado de riqueza biológica en un hábitat determinado.

3.5

Debido a su inteligencia, el ser humano es el principal beneficiario de la biodiversidad: ninguna otra especie viviente utiliza o aprovecha tantas otras especies como el ser humano. Pero el ser humano también es actualmente la principal causa de su destrucción. La distinción de las especies establecida por el ser humano según sean «útiles» o «perjudiciales» se basa en una teoría puramente económica y antropocéntrica. La naturaleza no hace tales distinciones. La naturaleza esta formada por equilibrios que se autorregulan continuamente. La biodiversidad es uno de los indicadores más importantes de la sostenibilidad.

3.6

Los equilibrios sobre los que se pierde el control constituyen un problema para aquellos que quieren preservar relaciones estables. El ser humano interviene con sus múltiples actividades básicamente económicas en el equilibrio ecológico y lo influencia. Así lo ha hecho desde hace siglos, en el pasado frecuentemente –por ejemplo, mediante modalidades de explotación extensiva del suelo–, incluso con el resultado de que surgían nuevos sistemas que a su vez presentaban una gran estabilidad. No obstante, la influencia humana en la biodiversidad ha adquirido actualmente una intensidad sin precedentes. El gran número de posibilidades que el ser humano se ha creado ya no modificará sólo ligeramente la biodiversidad, sino que en muchos casos la destruirá.

La situación actual y las causas de la pérdida de la biodiversidad

3.7

La Presidencia describió de manera clara y rotunda la situación actual en el ámbito de la conservación de la biodiversidad en su carta al CESE (véase el punto 2.3). Su análisis coincide, entre otros, con el informe sobre la evaluación de la biodiversidad mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA), según el cual la diversidad biológica del planeta está disminuyendo a un ritmo más rápido que en cualquier época pasada.

3.8

La UE ya señaló en su estrategia de la biodiversidad de 1998 (3) que la situación en Europa era muy preocupante. «La rica biodiversidad de la Unión Europea ha sido lentamente modificada a lo largo de los siglos por la actividad humana, cuya influencia se ha intensificado drásticamente en las últimas décadas. La evaluación del PNUMA confirma que, en algunos países europeos, hasta el 24 % de las especies de algunos grupos, como mariposas, aves y mamíferos, se ha extinguido a nivel nacional.»

3.9

En la Estrategia de Gotemburgo de 2001 (4) (Estrategia de Desarrollo Sostenible) se señala que«[l]a pérdida de biodiversidad en Europa se ha acelerado de forma drástica en las últimas décadas.» El CESE señala que la tasa de extinción de especies es actualmente entre cien y mil veces superior a la tasa natural de extinción: un estudio reciente de la Universidad de Utrecht adopta incluso el supuesto de un factor comprendido entre 1 000 y 10 000.

3.10

Las causas del declive de la biodiversidad son múltiples. Cabe observar en líneas generales que la destrucción o, en su caso, modificación material de los hábitats de fauna y flora conduce a una pérdida de la biodiversidad. Las causas fundamentales residen en la fragmentación de los hábitats naturales provocada por las infraestructuras y la urbanización, en el aporte de nutrientes, la edificación excesiva, el turismo de masas, la contaminación del aire y del agua, etc.

3.11

La agricultura en Europa desempeña un papel particular, casi un doble papel, que históricamente, con sus modalidades de explotación inicialmente extensivas y muy diversificadas, contribuyó a un aumento de la biodiversidad. Sin embargo, muchas de estas modalidades de explotación extensiva dejaron de ser rentables hace tiempo y han sido sustituidas por explotaciones más intensivas que influencian más los procesos naturales. Esta evolución ha repercutido por partida doble en la biodiversidad: por un lado, la agricultura intensiva contribuye seriamente a la pérdida de la biodiversidad y, por otro, el abandono de la explotación y el barbecho duradero o, en su caso, reaprovechamiento de superficies cultivadas hasta la fecha de manera extensiva o natural conducen a la pérdida de valiosos biotopos. Por lo tanto, la agricultura puede ser, en función de las prácticas adoptadas, beneficiosa o perjudicial para la biodiversidad.

3.12

Entre las principales causas cabe citar también las plantas leñosas perennes, el desplazamiento del equilibrio de la competencia (causado, por ejemplo, por los aportes de nutrientes), la repoblación forestal, la introducción de especies foráneas y la pesca excesiva.

3.12.1

Causas nuevas que hasta ahora apenas habían tenido relevancia pueden agravar considerablemente la situación en el futuro. La Agencia Europea de Medio Ambiente señala en su último informe (5) que los cambios climáticos previstos pueden convertirse en una amenaza extrema, e incluso dominante en el futuro, que conducirá a una modificación irreversible de la biodiversidad.

3.12.2

La aplicación de la «ingeniería genética verde» podría ser un nuevo riesgo potencial para la biodiversidad en Europa. El cultivo con fines comerciales de plantas modificadas genéticamente podría tener, a juicio de muchos investigadores, importantes efectos en las zonas de cultivo circundantes y, por consiguiente, en mariposas y abejas. Éste es el resultado de un estudio que, por encargo del Gobierno británico, se llevó a cabo durante tres años y en el que colaboraron más de 150 investigadores (6). El CESE pide a la Comisión que fomente sistemáticamente las actividades de investigación en este ámbito.

3.13

Las posibles consecuencias de esta pérdida de la biodiversidad se pueden ilustrar con un ejemplo concreto. En efecto, en el caso de los insectos polinizadores se puede comprobar un claro retroceso de la especie, que según la FAO declina al nivel mundial. Los sistemas de inseminación de las fanerógamas se han seguido desarrollando, adaptándose simultáneamente a la evolución de los insectos polinizadores, que a su vez han desarrollado mecanismos eficaces para recolectar el néctar y el polen y, así, contribuir a una mejor producción y diseminación de las semillas de las plantas polinizadas. La polinización cruzada por los insectos aumenta la diversidad genética y contribuye a aumentar la resistencia de las semillas y a mejorar la calidad de sus frutos. Entre el 70 y el 95 % de los insectos polinizadores pertenecen a la categoría de los himenópteros, categoría de la que también forma parte la abeja, utilizada por el ser humano. El declive comprobable de la población de los insectos polinizadores puede tener consecuencias devastadoras (incluso en términos económicos).

3.14

En el presente dictamen, el CESE, habida cuenta de la gran cantidad de estudios e investigaciones llevados a cabo para describir el drástico declive de la biodiversidad, no considera necesario seguir examinando las causas individuales o insistir nuevamente en estos aspectos. Todos los responsables políticos deberían estar al corriente de la situación. Existe suficiente información sobre la situación.

3.15

El CESE se congratula de que todas las instituciones comunitarias se sigan declarando a favor de la conservación de la biodiversidad. No obstante, a pesar de las muy distintas reivindicaciones y declaraciones políticas, a pesar de la firma del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, que han ratificado los 25 Estados miembros de la Unión Europea y la propia UE, y a pesar de la normativa comunitaria en materia de protección de la naturaleza, como la Directiva 79/409/CEE (7) sobre las aves silvestres y la Directiva 92/43/CEE (8) sobre los hábitats naturales y la fauna y la flora silvestres, la biodiversidad sigue retrocediendo.

3.16

En la WSSD [Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible] de las Naciones Unidas celebrada en Johannesburgo, las partes se comprometieron a reducir de forma significativa el índice de pérdida de diversidad biológica para 2010. La UE ha llegado incluso más lejos comprometiéndose a detener la pérdida de diversidad biológica para 2010 (9).

3.17

La conservación de la biodiversidad, por consiguiente, es una tarea reconocida, tan oportuna como necesaria, aunque también sumamente compleja en la que tendrán que colaborar todos los niveles políticos (desde la UE hasta los entes locales) y la sociedad civil, asumiendo una función ejemplar frente a la sociedad.

El trasfondo social y político de la pérdida de biodiversidad

3.18

Una cuestión interesante que lamentablemente sólo se formula en raras ocasiones, pero cuya aclaración es indispensable, es la de preguntarse dónde radican las causas políticas de que durante decenios haya podido ocurrir tal desaparición de especies, a veces dramática, sin que se hayan adoptado y aplicado suficientes contramedidas políticas.

3.19

Las causas son diversas. Uno de los problemas de la pérdida de la biodiversidad reside sin duda en el hecho de que se trata de un proceso largo, lento y, por consiguiente, apenas perceptible (que puede ser perfectamente comparado con los cambios climáticos). No se puede hablar de una «medida» que haya hecho surgir el problema, ni de una «contramedida» que pudiera solucionarlo. La pérdida –comprobable– de la biodiversidad es la suma de millones de acciones y decisiones adoptadas durante los últimos años y decenios, aun cuando las repercusiones de cada una de esas decisiones pudiese parecer insignificante o simplemente marginal.

3.20

En esa medida sigue siendo, por un lado, sumamente difícil denunciar o rechazar determinadas decisiones utilizando como argumento la conservación de la biodiversidad, toda vez que los llamados «servicios de intervención» señalan que las intervenciones sobre la naturaleza en ciertos sitios se equilibran con medidas compensatorias o reparadoras en otros sitios (lo cual no suele ocurrir en la mayoría de los casos).

3.21

Es probable que otro de los motivos estribe en que en un período de tiempo relativamente corto la situación ha evolucionado de manera que cada vez son menos los seres humanos que están concienciados y tienen un conocimiento directo de la importancia de la biodiversidad y de la naturaleza, así como de su modificación. Nos encontramos ante una especie de distanciamiento de la naturaleza que empieza a manifestarse cuando cada vez son menos los seres humanos que son conscientes o reconocen el valor útil  (10) y el valor sensible  (11) del patrimonio natural.

3.22

Es probable que la mayoría de las personas (incluida la mayor parte de los políticos) no sea plenamente consciente de la importancia y relevancia que tiene la «protección de la biodiversidad» (incluida la responsabilidad ética y moral). Es cierto que «consumen» naturaleza, saborean su belleza y la disfrutan visualmente y la utilizan para su ocio, para el deporte y para las vacaciones. Y, no obstante, apenas tienen idea del papel que desempeñan los elementos bióticos en la naturaleza, la interacción de las distintas especies animales y vegetales que configuran la naturaleza y se encargan de su estabilidad, y la relevancia preponderante de esa frágil estabilidad que es la estructura básica de nuestros sistemas vital y económico. Existen amplios sectores de la sociedad que experimentan la naturaleza de manera esporádica y a veces, incluso, más en la televisión que al aire libre, en reportajes cuyo interés va, sobre todo, a describir las bellezas de África, de las islas Galápagos o de otros parajes lejanos, pero que apenas se ocupan de los problemas del patrimonio natural europeo.

3.23

No en vano las organizaciones de protección de la naturaleza comprueban sorprendidas que las personas en Europa están más dispuestas a comprometerse con la causa de la conservación de los elefantes o la protección del tigre de Siberia que a proteger al hámster común local.

3.24

Se sabe de la pérdida de la biodiversidad por relatos, informes y documentos políticos. Sin embargo, las consecuencias negativas no se perciben directamente. A veces ni siquiera vemos lo que se pierde en la naturaleza. Como es sabido, el ser humano sólo se compromete con lo que verdaderamente conoce y ama, con lo que espera que le sea útil cualquiera que sea su forma.

3.25

La experiencia diaria, por consiguiente, muestra que la biodiversidad es algo que sin duda todo el mundo reconoce, pero igualmente algo que está cada vez más alejado de un sentimiento de implicación propia por parte de la mayoría de los ciudadanos. Los valores son el resultado de un sentirse directamente afectado. La biodiversidad –así lo creen muchas personas– es algo que aparentemente no afecta de modo directo, y, por ello, la responsabilidad de la protección de la biodiversidad se entiende cada vez menos como asunto propio, es algo de lo que se ocupa el Estado.

3.26

En todo el planeta, la protección de la biodiversidad dependerá del grado en que los responsables políticos consigan «alarmar» a los ciudadanos. Es necesario que las personas comprendan que no se debe hacer todo lo que es posible hacer. Es preciso conseguir que madure la idea de que los seres humanos tienen que renunciar a ciertas cosas por respeto a la naturaleza, una renuncia, no obstante, que nos enriquece. Para conseguirlo, este objetivo debería ser un elemento integrante de una campaña comunitaria sobre la pérdida de la biodiversidad.

3.27

Y como la situación debería ser como la que se ha descrito, se vive continuamente una realidad social en la que cada cual se declara partidario, naturalmente, de la protección de la biodiversidad, aunque no sin preguntar:

¿tiene que protegerse la naturaleza precisamente allí donde se han proyectado las nuevas circunvalaciones?

¿Es posible que una especie protegida en virtud de la Directiva europea sobre los hábitats impida la construcción de un polígono industrial?

¿Tiene que costar realmente (tanto) dinero la protección de la naturaleza?

3.28

Es más, en tiempos que económicamente parecen difíciles no se acepta la protección de la naturaleza como fundamento vital y económico, sino que se la considera cabeza de turco responsable de impedir ciertas evoluciones «positivas» para la economía. Muchas veces, aunque sólo se mencione tangencialmente, se utilizan argumentos absurdos: mucha gente sacude la cabeza cuando se rechaza la construcción de una carretera (mucho más importante para algunas personas) debido a la aplicación de la normativa de protección de la naturaleza. Sin embargo, cuando una carretera debe atravesar una de sus zonas de recreo o vacaciones, recurren inmediatamente a razones de conservación de la naturaleza para proteger esas zonas.

3.29

La naturaleza, actualmente, se entiende como «patrimonio público libre disponible» en la que se puede intervenir y se puede modelar de modo más o menos arbitrario según las exigencias económicas de una sociedad de cuño industrial, cada vez más urbanizada; y la política sugiere erróneamente en este contexto que se pueden satisfacer las exigencias de la protección de la biodiversidad con medidas compensatorias y reparadoras.

Impacto de las medidas adoptadas hasta el momento por el Consejo y la Comisión

3.30

Los efectos de las medidas adoptadas hasta la fecha por el Consejo y la Comisión no han sido –como se ve por la situación– suficientes en modo alguno. El Comité consideraba y sigue considerando que el objetivo perseguido por la Comisión con la Directiva 79/409/CEE sobre las aves silvestres y la Directiva 92/43/CEE sobre los hábitats naturales y la fauna y la flora silvestres, es decir, proteger el hábitat de la flora y fauna europea, está justificado y es oportuno. El principal problema es la voluntad política que exista en la aplicación y el cumplimiento, tal y como observa la propia Comisión: «[l]a aplicación de las Directivas sobre aves y hábitats ha resultado difícil. Las infracciones en relación con las dos Directivas representan más de una cuarta parte de los casos en los que la Comisión Europea ha adoptado medidas legales» (12).

3.31

El CESE considera que a este respecto existen dos niveles de responsabilidad:

3.31.1

El primer nivel es el nivel político y la falta de conciencia que existe en él. Para el CESE, por ejemplo, es completamente incomprensible que los Estados miembros aprueben en el Consejo las directivas pertinentes de protección de la naturaleza que, a continuación, en los propios Estados miembros no aplican o aplican sólo de modo insuficiente. El CESE estima que esto es algo absolutamente inaceptable. La propia política produce así un inmenso déficit de credibilidad al fracasar ella misma cuando se trata de aplicar la protección de la naturaleza.

3.31.2

No es tampoco digna de crédito una política que reivindica que pondrá freno al declive de la diversidad biológica antes de 2010, que sabe que esto cuesta dinero, pero que, al mismo tiempo, en el marco de las perspectivas financieras, recorta en más del 30 % para los antiguos Estados miembros las correspondientes partidas (13), que son indispensables para tal fin. Los Jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros de la UE han encauzado así motu proprio una política que no está a la altura de las propias exigencias. La política es en sí misma un mal ejemplo.

3.31.3

Los Estados miembros no pueden –y éste es el segundo nivel de responsabilidad– echar la culpa del fracaso de su propia política a los usuarios de la naturaleza. El CESE ya ha abordado en diferentes dictámenes el fenómeno de la falta de aplicación de las directivas importantes para la conservación de la biodiversidad. Lo único que puede hacer es repetirse: mientras las medidas de protección o de mejora de la biodiversidad colisionen con los (comprensibles, por otro lado) intereses económicos de los usuarios del suelo, será necesario compensar, por lo menos, las posibles pérdidas económicas; lo mejor sería incluso ofrecer incentivos para que se adopten medidas adecuadas de fomento de la biodiversidad. Un obstáculo claro lo constituye la situación de la financiación de las medidas de Natura 2000, la cual, tras la decisión del Consejo Europeo de 16.12.2005, no está garantizada en absoluto en el marco del próximo período de financiación de la UE. De nada sirve que se emitan con toda seriedad declaraciones políticas en favor de la conservación y desarrollo de la biodiversidad si no concurren las condiciones económicas indispensables.

3.32

Así pues, el enfoque de la UE seguirá siendo básicamente ineficaz mientras no se resuelva la cuestión de la financiación de Natura 2000 en el sentido que de modo similar piden el CESE y el Parlamento Europeo (es decir, una línea presupuestaria propia y suficiente para la compensación de Natura 2000). Se trata de una realidad que las campañas públicas no podrán cambiar por muy bienintencionadas que sean.

3.33

Entre las medidas anunciadas, en el marco de la Estrategia de Desarrollo Sostenible, para conservar la biodiversidad se preveía que «en la revisión a medio plazo de la Política Agrícola Común, deberán mejorarse las medidas agroambientales para que proporcionen un sistema transparente de pagos directos por servicios medioambientales». El CESE lamenta que tampoco se haya cumplido esta importante y acertada promesa, y considera que las repercusiones de este incumplimiento serán contraproducentes. Esta vez el principal responsable del incumplimiento de la promesa no ha sido la Comisión, sino la postura de los Estados miembros, en particular en materia de financiación.

¿Son las políticas comunitarias suficientemente coherentes entre sí?

3.34

El CESE no tiene la impresión de que los distintos ámbitos políticos de la UE estén suficientemente coordinados como para frenar la pérdida de la biodiversidad. Por el contrario: las políticas comunitarias siguen presentando riesgos que no se pueden compensar con modestas medidas de protección de la naturaleza. Los programas de acción que ya están funcionando no cambiarán la situación (14), de la misma manera que tampoco parece ser que las estrategias temáticas que se están elaborando puedan operar cambios relevantes (15).

3.35

Cabe mencionar en tal sentido –además de la política agrícola, que el Comité ha examinado ya en otros dictámenes– un proyecto de las redes de transporte transeuropeas. El Danubio, que discurre a lo largo de 2 880 Km por diez países europeos, puede considerarse sin duda como «el» río europeo. En esta fuente de vida se han conservado innumerables paraísos naturales, que han sido integrados en la red Natura 2000. Sin embargo, la UE afirma que cerca de 1 400 Km (es decir la mitad) del río –y se trata principalmente de los tramos del río que aún quedan incólumes, como, por ejemplo, Straubing-Vilshofen en Alemania, o a su paso por Hainburg y Wachau en Austria, extensos tramos del río en Hungría y casi todo el tramo por Bulgaria y Rumanía– son zonas de estrangulamiento para la navegación fluvial que hay que eliminar. Con una política de esta naturaleza, que acaba llevando a la confrontación entre crecimiento económico y protección de la naturaleza, se provocan y programan precisamente aquellos conflictos que, de hecho, la política debería solucionar en el marco de su estrategia de desarrollo y de biodiversidad, y, por lo tanto, en el marco de una política coherente.

3.36

Por lo demás, esta afirmación del CESE de que no se realiza una política suficientemente coherente no es solamente aplicable a aquellos sectores que en «sentido clásico» se consideran potencialmente problemáticos para la protección de la naturaleza y de la biodiversidad –como, por ejemplo, la política arriba mencionada de infraestructuras y transporte, o una explotación agraria, forestal y pesquera demasiado intensiva–, sino que es igualmente aplicable a ámbitos políticos en los que, en un principio, no se presume vínculo directo con la biodiversidad.

3.36.1

Ejemplo de ello son las medidas para combatir la encefalopatía espongiforme bovina. Estas medidas prohíben casi por completo que se tiren o se abandonen los cadáveres de animales en el campo (16). Los agricultores tienen la obligación de llevar las carcasas de los animales muertos a las instalaciones correspondientes, lo cual es extremadamente costoso en términos financieros.

3.36.2

Esto genera importantísimos problemas en la biodiversidad de aquellas zonas de Europa en las que todavía existen poblaciones intactas de animales salvajes carroñeros, como buitres, lobos u osos. Por ejemplo, a partir de los años noventa y hasta 2003, en Asturias se entregaba una media anual de 3 000 animales domésticos a instalaciones de destrucción de carcasas. En 2004, a raíz de la consecuente aplicación del Reglamento comunitario, esta cifra aumentó ya a unos 20 000 animales domésticos.

3.36.3

Así pues, en Asturias (con una superficie de 10 604 Km) hay actualmente unos 17 000 animales muertos «menos» en la naturaleza, que hasta ahora habían constituido una importante base alimenticia para buitres, osos, lobos y otros muchos animales carroñeros. Si se establece un peso medio de 200 Kg por animal, se estaría hablando de 3 400 toneladas de biomasa proteínica en esas zonas (17). Ahora hay que esperar para comprobar si el Decreto real, que entró en vigor en España en noviembre de 2002 y por el que se regula el forraje de animales carroñeros con determinados cadáveres de animales o sus subproductos, cambia la situación. En otros Estados miembros de la UE no existen medidas nacionales semejantes.

¿Qué nuevas iniciativas deberían adoptar la Comisión y los Estados miembros?

3.37

La propia Comisión reconoció en su Revisión de la Política Medioambiental para 2003 (18) que era necesario examinar las siguientes prioridades:

adoptar medidas en pro de una política agrícola más sostenible;

hacer más ecológica la Política Pesquera Común;

aumentar la protección de los suelos y del medio ambiente marino;

mejorar la aplicación de las leyes en el ámbito de la protección de la naturaleza;

destacar mejor las tendencias en el área de la biodiversidad;

fortalecer la protección de la biodiversidad al nivel internacional.

3.38

Además, la Comisión en sus perspectivas estratégicas para 2007 anunció una revisión de las Directivas 92/43/CEE sobre los hábitats naturales y la fauna y la flora silvestres y 79/409/CEE sobre las aves silvestres, con el fin de adaptarlas «a los conocimientos científicos» (19). El CESE celebraría especialmente que la Comisión aclarase lo antes posible de qué tipo de conocimientos científicos se trata y de qué amplitud será la revisión (que, a juicio del CESE, sólo debería servir para mejorar la protección de la naturaleza europea).

3.39

Para el CESE no cabe duda alguna de que es necesario reforzar la protección de los hábitats y poner a disposición los recursos financieros necesarios a tal fin. La Directiva sobre las aves silvestres y la Directiva sobre los hábitats naturales y la fauna y la flora silvestres todavía no han obtenido los resultados esperados en el sentido de garantizar a escala europea la protección de hábitats y especies. A ello, además, se añade –algo que el CESE tiene que considerar con inquietud– que entretanto en los Estados miembros (hasta en el nivel local) se sigue considerando que todo aquello que no tiene estatus de protección comunitaria, sino sólo quizá nacional, es naturaleza de casi segunda clase, aplicando el principio siguiente: si la UE no financia, nosotros tampoco. La situación se presenta aún peor con la protección de la biodiversidad fuera de las zonas de protección: en ellas apenas se observan actividades por parte del sector público. La protección de la biodiversidad, sin embargo, es una tarea que no debe restringirse a unas cuantas zonas protegidas.

3.40

Una actitud e interpretación semejantes, no obstante, ponen de relieve de modo más que evidente que por el momento la población en su mayor parte –e igualmente la mayoría de los responsables políticos– no comprende, en general, los aspectos relacionados con el medio ambiente y, en particular, las necesidades de la protección de la biodiversidad. Corresponde sobre todo a las instituciones públicas ofrecer un buen ejemplo en este ámbito. Tendrán que explicar a la opinión pública que la protección de la biodiversidad es importante y que están dispuestas a adoptar las medidas que sean necesarias en sus territorios; incluso cuando a corto plazo existan posibilidades «más eficaces» en términos económicos.

3.41

Por ello, el «Decenio de las Naciones Unidas para la educación con miras al desarrollo sostenible (2005 a 2015)» debería utilizarse para poner en marcha una campaña de amplia envergadura cuyo objetivo debería ser poner fin a la erosión científica y experimental observable en relación con la biodiversidad, e invertir tal tendencia. Se necesita una campaña masiva, positiva, que debería transmitir el mensaje de que la naturaleza no es un lujo que las sociedades puedan permitirse en tiempos de bienestar económico y al cual se pueda renunciar cuando reinen tiempos de coyuntura difícil. Se debe sensibilizar de nuevo a la sociedad sobre la biodiversidad como tesoro económico, y también cultural y espiritual. La protección de la naturaleza debe transmitir un sentimiento positivo (y no hay nada más positivo que la conservación de los fundamentos vitales). La protección de la naturaleza debería dar satisfacciones y entretener, y no entenderse como una carga. También es necesario hacer comprender que los costes en que se incurrirá si se siguen erosionando nuestros fundamentos vitales naturales serán mucho más elevados que los costes de la protección, y que se perderán valores que no es posible expresar en euros y céntimos de euro.

3.42

Para el CESE, es evidente que la única política capaz de conseguir que se realicen los objetivos que precisan cooperación internacional es la política de protección de la naturaleza de la UE. No obstante, es preciso que se aplique igualmente una adecuada «política para la conservación de la biodiversidad» al nivel nacional, regional, local e, incluso, en el ámbito del sector privado. Por consiguiente, los Estados miembros están como mínimo tan obligados como la UE.

3.43

El CESE, por tanto, acogería favorablemente que la Comisión, en el marco de una campaña específica (en cooperación con las organizaciones ecologistas y las asociaciones agrarias afectadas), también apoyase proyectos de modelo de protección de la naturaleza que imprimiesen una identidad a escala europea, dando a tales proyectos publicidad masiva. Para una actividad de tal naturaleza podría prestarse, por ejemplo, el denominado «Cinturón Verde de Europa», una iniciativa de organizaciones no gubernamentales que actualmente ya recibe apoyo estatal (20) y que se ha fijado el objetivo de proteger los biotopos que se han creado como resultado de la necesidad de proteger fronteras terrestres, a veces incluso inhumanas. El «Cinturón Verde de Europa», que se extiende desde la región escandinava hasta los Balcanes, es (todavía) el eje de biotopos más largo de Europa.

3.44

Con respecto a la mejora de la protección de la biodiversidad al nivel internacional, el CESE estima que la biodiversidad, entendida como una «cuestión no negociable» (non-trade concern), debería ser un componente esencial del sistema de comercio (entre otros, de la OMC).

Consecuencias que tendrán en el marco de la Estrategia de Lisboa y de la Estrategia de Desarrollo Sostenible

3.45

El CESE se limita en el presente texto a afirmaciones sobre la Estrategia de Lisboa. Huelgan en el presente documento comentarios sobre la Estrategia de Desarrollo Sostenible, porque, por una parte, las afirmaciones que se hacen en la correspondiente Comunicación de la Comisión (21) son tan vagas y tan poco vinculantes que de ellas apenas puede esperarse algo para una sólida protección de la biodiversidad y, por otra, el CESE examinará dicha publicación en un dictamen específico.

3.46

Si es cierto lo que el Consejo Europeo afirma en su reunión de primavera de 2005, celebrada en Bruselas, es decir, que la Estrategia de Lisboa forma parte de la Estrategia para un Desarrollo Sostenible, la Estrategia de Lisboa debería organizarse de tal manera que intente no sólo respetar los intereses medioambientales, sino también lograr los desarrollos económicos que se estima adecuados, fomentando simultáneamente, entre otros objetivos, la protección de la biodiversidad. En los documentos sobre la Estrategia de Lisboa no existe la más mínima referencia al respecto.

3.47

La Comisión debería iniciar lo antes posible una visión de conjunto sobre la importancia meramente económica de la protección de la biodiversidad en Europa. Se deberían describir también y publicar muchos más ejemplos positivos que muestren el beneficio mutuo de protección de la biodiversidad y desarrollo económico. Además, alguna vez habrá que iniciar el necesario debate social sobre las vías concretas de internalización de los costes externos.

La contribución de la sociedad civil

3.48

La contribución de la sociedad civil a la conservación de la biodiversidad es importante y su aportación todavía puede ser mucho mayor y más positiva. No obstante, esta contribución de la sociedad civil no puede equilibrar ni compensar las omisiones o errores de los entes públicos. Es correcto pedir una mayor contribución de la sociedad civil, pero sin olvidar las insuficiencias de los poderes públicos.

3.49

El CESE acogería con particular satisfacción una nueva campaña, en el sentido al que alude la Presidencia en su carta del 13 de septiembre de 2005 dirigida al CESE. El objetivo asignado a dicha campaña es el de fomentar la motivación y comprensión para la conservación de la naturaleza y la biodiversidad. La tarea de formación correspondiente debería iniciarse muy precozmente, en las guarderías y escuelas, con el fin de dejar claro que todo el mundo puede contribuir a conservar las condiciones vitales de la humanidad. La protección de la biodiversidad empieza en el propio entorno vital, en las compras, en la configuración de los jardines, etc.

3.50

Para el individuo es más fácil comprometerse si sabe para qué lo hace y que su compromiso es requerido y apreciado y si puede tomar la política por modelo. Se podría utilizar una campaña específica para comunicar no sólo los conocimientos básicos, sino también para ganar «embajadores» de la conservación de la biodiversidad entre los músicos de rock, autores literarios, actores, políticos, periodistas, etc.

3.51

Las organizaciones no gubernamentales, e igualmente muchos ciudadanos que no pertenecen a organizaciones o grupos, hacen un trabajo encomiable en la protección de la naturaleza y de las especies. Los agricultores participan en programas agroambientales y en iniciativas voluntarias. Muchos otros grupos sociales colaboran para proteger la biodiversidad e incluso asumen a veces tareas que incumben claramente al Estado. Muchos resultados positivos en el ámbito de la protección de la biodiversidad no habrían sido posibles sin este compromiso. Precisamente también gracias al trabajo de gente comprometida a título privado con la protección de la naturaleza, e igualmente de muchos usuarios de la naturaleza, la situación no es todavía peor de lo que ya lo es actualmente. La política debería fomentar también dicho compromiso –aunque no sólo– financieramente.

3.52

En este sentido, el asunto no puede ser únicamente el trabajo práctico en el paisaje. Si la política está realmente dispuesta a frenar la pérdida de biodiversidad, tendrá que tener interés en que exista la correspondiente demanda social de tal política; también se puede hablar de presión política. Es indudable que en la población europea existe el correspondiente consenso de fondo. Nueve de cada diez ciudadanos de la UE opinan que, en el caso de decisiones importantes, los responsables políticos deberían prestar la misma atención a los intereses medioambientales que a los intereses económicos y sociales («Attitudes of Europeans towards the Environment», Eurobarómetro CE, 2004).

3.53

Un trabajo de educación en la población es indispensable para suscitar la comprensión hacia las medidas políticas (también hacia los gastos). La sociedad civil puede y debe aportar su contribución al respecto, pero también necesita para ello el apoyo del sector público. El sector público deberá encargarse, por ejemplo, de que se deje de difamar a la protección de la naturaleza como «enemiga del progreso», y de que se encuentren respuestas adecuadas a las preguntas formuladas, cuyo resultado culmine con una mayor (en vez de una menor) biodiversidad.

3.54

El CESE, en este contexto, acoge con satisfacción la iniciativa «Countdown 2010» de numerosas organizaciones no gubernamentales, cuyo objetivo es que todos los gobiernos europeos adopten las medidas necesarias para acabar realmente con la pérdida de la biodiversidad antes de 2010 y (22), por tanto, conseguir que el objetivo político declarado vaya acompañado también de las necesarias acciones. La campaña muestra que la sociedad civil y los gobiernos tienen que pasar revista conjuntamente a un enorme catálogo de tareas.

Bruselas, 18 de mayo de 2006.

La Presidenta

del Comité Económico y Social Europeo

Anne-Marie SIGMUND


(1)  Véanse las Conclusiones del Consejo Europeo de Gotemburgo, 15 y 16 de junio de 2001.

(2)  COM(2003) 745/2 final.

(3)  Véase COM(1998) 42 final.

(4)  COM(2001) 264 final.

(5)  «The European Environment – State and outlook 2005», EEA, noviembre de 2005.

(6)  Revista científica Nature de 22 de marzo de 2005.

(7)  DO L 103 de 25.4.79, p. 1.

(8)  DO L 206 de 22.7.92, p. 7.

(9)  Véase el punto 31 de las Conclusiones de la Presidencia del Consejo Europeo de Gotemburgo.

(10)  El valor útil del paisaje, su valor económico, va mucho más allá de su significado como «área de producción» para la agricultura y la silvicultura. Son ejemplo de ello el turismo o las zonas recreativas. El turismo se basa en paisajes diversos biológicamente, caracterizados, por lo general, como «bellos».

(11)  La naturaleza como «valor sensible» incluye dos conceptos: por una parte, el valor propio de la naturaleza, cuyo reconocimiento y defensa siguen siendo necesarios, algo que no se puede reducir a la nada por una explotación unilateral tecnológica y económica. Por otra parte, es necesario considerar el valor que tiene el paisaje para la regeneración física, e igualmente psíquica del ser humano, para su integración en el entorno vital natural.

(12)  Véanse los documentos COM(2003) 745/2 final y COM(2005) 17 final (de formulación idéntica).

(13)  El desarrollo rural en la rúbrica 2 de las perspectivas financieras 2007-2013.

(14)  Por ejemplo, sobre agricultura ecológica.

(15)  El CESE elabora actualmente dictámenes específicos sobre las distintas estrategias (que se mencionarán en este lugar).

(16)  Esto sólo es posible aún si concurren ciertas condiciones, pero son tan complicadas que apenas pueden aplicarse.

(17)  Las repercusiones se describen sólo a título indicativo: la organización española de protección de la naturaleza FAPAS (Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes) realiza desde hace muchos años en el Valle del Trubia un seguimiento de la colonia de buitres comunes. Hasta 2003 solía haber diez parejas, que por lo general sacaban adelante entre ocho y nueve pollos. Cada hembra buitre tiene sólo una única cría. En 2004 lograron sobrevivir únicamente cuatro pollos. Las asociaciones de defensa de los osos informan sobre el hallazgo de elevadas cantidades de cadáveres de osos jóvenes, atribuibles igualmente a la escasez de alimentos.

(18)  COM(2003) 745/2.

(19)  COM(2006) 122 final.

(20)  Por ejemplo, del Departamento Federal de Protección de la Naturaleza.

(21)  COM(2005) 658 final: «Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo relativa a la revisión de la Estrategia para un desarrollo sostenible - Plataforma de acción» de 13.12.2005.

(22)  Véase: http://www.countdown2010.net/


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