18.8.2006   

ES

Diario Oficial de la Unión Europea

C 195/29


Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo relativa a la revisión de la Estrategia para un desarrollo sostenible — Plataforma de acción»

COM(2005) 658 final

(2006/C 195/08)

El 13 de diciembre de 2005, de conformidad con el artículo 262 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, la Comisión Europea decidió consultar al Comité Económico y Social Europeo sobre la propuesta mencionada.

La Sección Especializada de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente, encargada de preparar los trabajos del Comité en este asunto, aprobó su dictamen el 26 de abril de 2006 (ponente: Sr. RIBBE; coponente: Sr. DERRUINE).

En su 427o Pleno de los días 17 y 18 de mayo de 2006 (sesión del 17 de mayo de 2006), el Comité ha aprobado por 137 votos a favor, 2 en contra y 4 abstenciones el presente Dictamen:

1.   Síntesis de las conclusiones y recomendaciones del Comité

1.1

El CESE ha señalado en múltiples ocasiones la gran importancia del desarrollo sostenible para el futuro de Europa y el desarrollo global y acoge por ello con satisfacción la propuesta de una «Plataforma de acción» en la que la Comisión se ocupe del tema.

1.2

La Comunicación presentada por la Comisión es uno de los cinco documentos que se publicaron sólo en 2005 sobre el tema del «desarrollo sostenible». Si bien el CESE subraya una y otra vez la importancia de unos pasos concretos, critica también la gran cantidad de documentos distintos, que hace casi imposible que el ciudadano interesado en política se haga una idea general.

1.3

Los vínculos entre la Estrategia de Lisboa y la estrategia de desarrollo sostenible son confusos. Para que las ciudadanas y los ciudadanos puedan entenderlos bien es indispensable realizar un esfuerzo en los ámbitos de la pedagogía y la coherencia. El instrumento de los análisis de impacto ha de ser reformado para tener en cuenta las dimensiones sociales y medioambientales a la vez que la dimensión económica. La investigación y la innovación de las que se habla en el marco de Lisboa deberían apoyar explícitamente el desarrollo sostenible.

1.4

La «Plataforma de acción» presentada con la Comunicación no puede ser considerada por el CESE como una estrategia nueva y revisada. Si bien se lleva a cabo un análisis correcto de la situación y se determina que «así no se puede seguir», al final se queda casi únicamente en eso, en el análisis. No se explica, por lo menos no suficientemente, cómo se podría seguir avanzando.

1.5

Con este documento, la Comisión ni tiene en cuenta las recomendaciones del CESE de abril de 2004, ni cumple su promesa de junio de 2005. Además, no marca objetivos claros a alcanzar en el marco de la estrategia de desarrollo sostenible.

1.6

Una estrategia describe normalmente el camino a seguir para conseguir objetivos. La falta de objetivos tiene que llevar necesariamente a problemas en la determinación de los instrumentos, lo que supone una insuficiencia decisiva de la Comunicación. Si no se sabe exactamente adónde se quiere ir, tampoco se puede determinar cómo llegar hasta allí.

1.7

Las principales iniciativas descritas en el documento son totalmente vagas e inconcretas. En algunos casos se trata de antiguas peticiones y promesas que llevan en el aire más de treinta años y que hasta ahora no se han llevado a la práctica. Sin embargo, no se abre un debate para determinar las razones por las que dichas peticiones no se han cumplido, o para preguntarse si siguen siendo de actualidad y, sobre todo, si son suficientes.

1.8

Allí donde la Comisión anuncia cosas extremadamente importantes, se mantiene, sin embargo, en el terreno de lo no vinculante. El anuncio de la Comisión de utilizar el comercio internacional como instrumento para el desarrollo sostenible no puede por menos de ser bien recibido. Pero de una «Plataforma de acción» se puede esperar que diga también cómo se quiere conseguir ese objetivo.

1.9

La Comisión debería aclarar el papel de los participantes respondiendo a la pregunta «¿Quién debe hacer qué?» en función de las competencias de la UE, los Estados miembros, los interlocutores sociales y otras partes interesadas.

1.10

Por su parte, el CESE expresa su intención de contribuir al debate elaborando de un modo progresivo una base de datos que permita la difusión de las mejores prácticas y registrando los obstáculos que encuentren los actores sobre el terreno, etc., para reforzar los conocimientos técnicos sobre los que se podrán basar la Comisión y las partes interesadas.

1.11

La Comunicación, por lo tanto, deja más preguntas abiertas que contestadas, o más bien plantea nuevas preguntas para las que la sociedad lleva esperando en vano respuestas.

1.12

El CESE lo lamenta profundamente. Esta Comunicación no sirve realmente para impulsar la política del desarrollo sostenible, sino que más bien demuestra que hoy por hoy parece que se está en el mismo sitio que antes.

2.   Principales aspectos y antecedentes del dictamen

2.1

El 13 de diciembre de 2005, es decir, justo antes de la «cumbre financiera» del Consejo Europeo en Bruselas, la Comisión presentó al Consejo y al Parlamento Europeos la Comunicación «Revisión de la Estrategia para el desarrollo sostenible — Plataforma de acción» (1) que es objeto del presente dictamen.

2.2

La estrategia para el desarrollo sostenible de la UE que se quiere revisar fue lanzada en la cumbre celebrada en Gotemburgo el verano de 2001. El CESE se ha pronunciado en múltiples ocasiones a propósito tanto de la preparación de la elaboración de la estrategia como de la estrategia misma; la última vez, a propósito de sus dictámenes exploratorios «Revisión de la estrategia de desarrollo sostenible de la UE» en abril de 2004 (2) y «El papel del desarrollo sostenible en el marco de las próximas perspectivas financieras» en mayo de 2005 (3). Además, en colaboración con la Comisión, en abril de 2005 celebró el «Foro de partes interesadas», que mereció muchos elogios y que se valoró como altamente constructivo. En marzo de 2006, durante la preparación de este dictamen, se organizó otra consulta cuyos resultados, por supuesto, también se tuvieron en cuenta.

2.3

La Comisión de Prodi había anunciado la modificación y adopción de la estrategia para el desarrollo sostenible. Sin embargo, no llegó a hacerlo. Más bien se produjeron importantes retrasos en la elaboración de los documentos. Esto puede dar una idea de lo difícil que le resulta a la Comisión, pero también al Consejo, llevar adelante la estrategia del desarrollo sostenible.

2.4

Luego, en febrero de 2005, la Comisión dirigida por el Presidente Barroso presentó, no una estrategia revisada, sino la Comunicación «Revisión en 2005 de la Estrategia de la Unión Europea para un desarrollo sostenible: Primer balance y orientaciones futuras» (4). En ella se hablaba, entre otras cosas, del «agravamiento de diversas tendencias insostenibles», de que los progresos en la integración de los aspectos medioambientales en las políticas sectoriales logrados «hasta la fecha son limitados», de que «la pobreza y la exclusión social … son problemas cada vez más graves» y de que «en un mundo en que la interdependencia será cada vez mayor, … no podemos continuar produciendo y consumiendo al ritmo actual».

2.5

La Comunicación de la Comisión que se evalúa aquí hay que contemplarla en este contexto. El CESE puede verla como un paso más de la revisión de la estrategia para un desarrollo sostenible, pero no como el resultado de una revisión ya concluida. Según información reciente, aunque de carácter informal, se tiene actualmente la intención de que el Consejo, en su reunión de junio de 2006, apruebe una revisión de la estrategia para el desarrollo sostenible de 2001 y que dichas conclusiones conformen la estrategia común europea para el desarrollo sostenible de 2009. En este sentido, el CESE comprueba que la Comisión no ha cumplido sus obligaciones de 2001 de presentar una revisión de la estrategia al comienzo de cada nuevo mandato. Es más, en estos momentos hay sobre la mesa cinco documentos (5) del año 2005 que pueden ser considerados como inspiración y material para una revisión, pero en ningún caso como una nueva estrategia revisada, válida para los próximos cuatro años y enfocada a las tendencias actuales, que continúan evolucionando de un modo amenazador.

2.6

El Comité manifiesta su extrañeza por no haber recibido de la Comisión comentarios detallados sobre su último dictamen exploratorio sobre el tema «Evaluación de la estrategia de la UE a favor del desarrollo sostenible» (6), pese a haberse comprometido a ello. Muchas de las preguntas fundamentales planteadas allí por el Comité siguen a la espera de respuesta, cosa que se refleja y se confirma en la falta de objetivos, de ideas y de orientación del programa de acción ahora presentado.

2.7

El Comité echa en falta también –al igual que en 2004– declaraciones claras sobre la delimitación y clasificación de las dos grandes estrategias bajo cuyo signo se halla actualmente la actividad de la UE (la estrategia para un desarrollo sostenible y la Estrategia de Lisboa para el crecimiento y el empleo), de conformidad con los objetivos que la Unión se fijó en el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea (7). De un examen de los Programas Nacionales de Reforma relativos a la Estrategia de Lisboa se desprende que los Estados miembros no consideran el desarrollo sostenible como algo prioritario. Con ello se constata una diferencia con respecto a las conclusiones del Consejo Europeo de marzo de 2005, donde se estableció que la estrategia para un desarrollo sostenible sería la estrategia principal de la UE.

2.8

En este dictamen, el CESE analizará sobre todo si las observaciones, preguntas y recomendaciones que formuló en los dictámenes de abril de 2004 y mayo de 2005 mencionados anteriormente han sido tenidas en cuenta y aplicadas.

2.9

Además se analizará si en el documento examinado cumple los requisitos formulados por la propia Comisión.

3.   Observaciones generales

3.1

En la Comunicación examinada la Comisión describe primero, al igual que en muchos otros documentos, la situación general. Dos citas del tercer párrafo de la Comunicación describen la situación de un modo claro y concreto: «Europa ha empezado a aplicar los principios para un desarrollo sostenible de forma satisfactoria. .... sin embargo, habrá que intensificar los esfuerzos».

3.2

El Comité puede confirmar esa afirmación y comparte el análisis general: en muchos campos se han emprendido numerosas iniciativas modélicas, tanto a nivel de la UE como a nivel nacional, o por parte de empresas, ONG o particulares. Sin embargo, no bastan siquiera para poder hablar de un cambio de tendencia.

3.3

En concreto existen ejemplos de experiencias coronadas con éxito en el plano nacional (p. ej. las consecuencias positivas para el medioambiente y el empleo del programa alemán para la rehabilitación de edificios en el plano energético y el uso de energías renovables), a nivel sectorial (p. ej. la eliminación de los CFC –dañinos para el medioambiente– de los sistemas de aire acondicionado de los automóviles, o el «Plan de acción para las tecnologías medioambientales») e incluso a nivel de empresa (p. ej. British Petroleum, que en 1998 se comprometió a reducir hasta 2010 su emisión de gases de efecto invernadero en un 10 % por debajo del valor de 1990, pero alcanzó su objetivo ya en 2003 gracias a la eficiencia energética; o también la carta firmada por las grandes empresas inglesas y multinacionales respaldando al Primer Ministro británico en la lucha contra el cambio climático (8)).

3.4

Los ejemplos demuestran que los procedimientos de producción y consumo sostenibles no sólo son viables desde el punto de vista técnico, sino también desde el punto de vista económico, y que además contribuyen a mantener e incluso crear puestos de trabajo. Esta conclusión hay que difundirla de una manera más clara que hasta ahora.

3.5

El desarrollo sostenible es otro concepto de desarrollo, un concepto nuevo e integrado. Las dimensiones económicas, sociales y ecológicas del desarrollo sostenible se refuerzan mutuamente y contribuyen a conservar los «valores europeos». El desarrollo sostenible contribuye así al bienestar social general. En este contexto, el Comité acoge con satisfacción los esfuerzos conjuntos de la Comisión y Eurostat a favor del desarrollo de un «indicador de prosperidad» que dé una idea más precisa que el PIB desde el punto de vista del desarrollo sostenible. La «huella ecológica», que es comunicada entre otros por la Agencia Europea de Medio Ambiente, podría convertirse en tal indicador. Dicho indicador debería tener en cuenta tanto los costes medioambientales externos como ciertos costes sociales.

3.6

En el desarrollo sostenible no se trata de compensar los déficits de un sector del desarrollo mediante medidas en otro sector. Así funcionaba antes la política. El Consejo Europeo confirmó en junio de 2005 esta interpretación de la idea de desarrollo, y más de un documento de la Comisión Europea demuestra que tal enfoque funciona. (9)

3.7

Pero primero hace falta un amplio debate, tanto en el ámbito político como en la sociedad, sobre los valores que –a diferencia, en parte, de lo que sucede en otras regiones del mundo–, tenemos en Europa y debemos defender, y sobre los objetivos que queremos alcanzar en Europa con el desarrollo sostenible. Es más, ese debate debería haberse abierto hace tiempo. Sólo cuando estén claros los objetivos que se quiere alcanzar y los valores (europeos) que se quiere mantener podrá empezarse a debatir sobre los caminos (léase: sobre la estrategia) para conseguir dichos objetivos. El CESE duda de que este debate se haya llevado a cabo en la medida necesaria. Reitera su afirmación de hace dos años de que el mismo término «sostenibilidad» es desconocido para una gran parte de los ciudadanos, y que aquellos que lo han oído alguna vez a menudo no saben lo que el término significa. Éstas son claramente malas condiciones de partida para la acción política (la Estrategia de Lisboa es un caso parecido).

3.8

El CESE sabe perfectamente que este debate sobre valores y objetivos no es fácil precisamente en el contexto de los mercados globales. El que Europa juegue un papel pionero en el mantenimiento de las condiciones de vida puede llevar, por ejemplo, a que las producciones no sostenibles de Europa se transfieran a otras partes del mundo (lo que a nivel global no representa ningún éxito) y puede influir negativamente en la competitividad de las empresas europeas. Pero precisamente porque muchos de los problemas son previsibles se debe realizar de una vez el amplio debate que el CESE ha exigido en múltiples ocasiones.

Concentración en los ámbitos principales

3.9

En la Comunicación, la Comisión se concentra en seis «ámbitos principales», que son los siguientes:

Cambio climático y energía limpia,

salud pública,

exclusión social, demografía y flujos migratorios,

gestión de los recursos naturales,

transportes sostenibles,

pobreza en el mundo y retos en materia de desarrollo.

3.10

El CESE considera correcto concentrarse en temas concretos, como ya ha reiterado en anteriores dictámenes, pero piensa que es preciso intensificar las reflexiones en aquellos sectores, como mínimo, en los que la UE tiene plena responsabilidad (incluida la financiera), como por ejemplo la política agrícola y la regional. Llama la atención que en la Comunicación apenas se hace referencia a estos ámbitos. Únicamente en el anexo 2, a través de un enlace Internet, se hace referencia al Reglamento de la Comisión sobre las directrices estratégicas comunitarias de desarrollo rural de 2007-2013 (COM(2005) 304 final), sin dar más información sobre el contenido ni sobre los objetivos y medidas relacionadas con el desarrollo sostenible.

3.10.1

En la introducción de la Comunicación, en el marco de la descripción de los esfuerzos que la UE ha realizado hasta ahora, se hace una breve referencia, por ejemplo, a la reforma de las políticas agrícola y pesquera, subrayando que la «consolidación de la política de desarrollo rural» es una prueba de ese compromiso en favor de la elaboración integrada de políticas. Sin embargo, para el CESE esta afirmación es totalmente incomprensible, ya que en ningún caso se puede hablar de «consolidación». Durante el próximo período financiero 2007-2013, los recursos financieros para el desarrollo rural, en contra de las promesas políticas de la Comisión y en contra de las recomendaciones del CESE (10), estarán en muchos casos muy por debajo del presupuesto actual y por debajo también del cálculo previsto por la Comisión (11).

3.10.2

Por lo que respecta a la política pesquera, el CESE sólo señala que hasta el momento no se ha conseguido garantizar ni una sola vez que se respete la cuota de capturas acordada, con lo que sigue habiendo sobrepescas en los mares. Teniendo en cuenta esta situación, la mera enumeración de páginas de Internet con información sobre antiguas políticas, posibles comunicaciones previstas o libros verdes de la Comisión no parece suficiente para alcanzar el llamado objetivo «operativo» de un «máximo rendimiento sostenible de la pesca para 2015» (12).

Falta de objetivos claros

3.11

En su Comunicación de febrero de 2005 (COM(2005) 37 final) la Comisión llevó a cabo análisis importantes y, a juicio del CESE, correctos, sobre una situación y unas tendencias que continúan siendo insostenibles. Así mismo, en la Parte II («Afrontar el reto») la Comisión hace algunos anuncios que el CESE también había solicitado con anterioridad. Se decía allí que debe conjugarse «crecimiento económico, inclusión social y protección del medio ambiente, tanto en Europa como en el resto del mundo»; que se pretende «centrar la elaboración de las políticas de la UE en el desarrollo sostenible» y que es necesario «establecer unos objetivos y unos plazos más claros para orientar la actuación a los ámbitos prioritarios y poder valorar los progresos. Si bien es cierto que las tendencias constituyen problemas de larga duración que requerirán soluciones a largo plazo, la única manera de cerciorarse de que la sociedad evoluciona en la dirección adecuada consiste en establecer unos objetivos intermedios claros y en medir los progresos. Así pues, el hecho de fijar objetivos a largo plazo no debe significar que se aplaza la intervención».

3.12

En su dictamen de abril de 2004, el CESE también lamentaba que la estrategia de sostenibilidad tenía unos objetivos demasiado poco claros y, por lo tanto, verificables. Señalaba también que esto no siempre había sido así; que en la Comunicación de la Comisión sobre cuya base se desarrolló en último término la estrategia de sostenibilidad, se formulaban objetivos claros (13).

3.12.1

El CESE indicó ya entonces que sin objetivos adecuados y sin la formulación de objetivos intermedios, la estrategia carecería de orientación. El CESE planteó también la pregunta de qué es una «estrategia» en realidad, y señaló que: «Una estrategia se define como un plan preciso de actuación propia para alcanzar un objetivo calculando de antemano los factores que pudieran intervenir en la propia acción. En consecuencia, la futura estrategia de sostenibilidad debería»:

establecer objetivos claros;

describir cada uno de los instrumentos dirigidos a lograr el objetivo u objetivos fijados, lo que implica asimismo definir con exactitud las respectivas responsabilidades, competencias y posibilidades de influencia;

subdividir, si las circunstancias lo exigen, los objetivos a largo plazo en objetivos intermedios, cuyo cumplimiento o consecución pueda controlarse de forma periódica mediante indicadores de fácil comprensión;

prestar atención a los factores que puedan generar problemas en este proceso y

garantizar que todos los ámbitos políticos se analizarán y evaluarán siempre con ayuda de criterios de sostenibilidad (14).

3.13

El defecto probablemente más grave de la Comunicación de la Comisión y de la «Plataforma de acción» que se describe en ella es el hecho de que se sigue sin especificar objetivos claros ni metas reales, ni esbozar ningún camino para alcanzarlos, a pesar de que la Comisión misma los considera necesarios. En el documento, sin embargo, únicamente se anuncian acciones clave extremadamente vagas; en el anexo 2, además, se enumeran una serie de «Finalidades y objetivos operativos» como los «Ejemplos de acciones clave: en curso y previstas» que, o bien dan la impresión de haber sido elegidos de un modo arbitrario, o tienen poco contenido, o bien deben ser primero «comprobados».

3.14

Tampoco se menciona quién es el responsable de qué y cómo han de relacionarse los distintos niveles políticos para obtener la mejor sinergia posible de las distintas competencias.

Ausencia de debate sobre los instrumentos

3.15

El CESE ha tomado nota, con gran interés, del capítulo 3.2 y de las explicaciones sobre la panoplia de instrumentos más eficaz. Está totalmente de acuerdo en que «los Gobiernos y demás organismos públicos disponen de una amplia gama de herramientasla normativa, la fiscalidad, los contratos públicos, las subvenciones, las inversiones, el gasto público y el suministro de información– que les permiten impulsar a los ciudadanos a modificar su comportamiento. El reto consiste en obtener la gama de herramientas adecuada […] Seguramente el instrumento más poderoso para favorecer el cambio sea garantizar que los mercados envíen las señales apropiadas (“ijación de los precios adecuados”), lo que constituye un valioso incentivo para que los ciudadanos modifiquen su comportamiento y conformen el mercado en consonancia. Para ello es necesario garantizar que todos nosotros, productores y consumidores por igual, asumamos íntegramente los costes y las consecuencias de nuestras decisiones cuando las adoptamos. Esto significa, por ejemplo, incorporar en el precio del producto el coste impuesto a los demás miembros de la sociedad por quienes contaminan …».

3.16

El CESE no puede sino suscribir este enfoque, que coincide con lo solicitado en muchos dictámenes adoptados (15) por él en los últimos años. Sin embargo, lamenta profundamente que el documento se quede únicamente en el análisis y que no se dé ninguna idea de cómo se quiere afrontar esta internalización de los costes externos.

3.17

En su informe de abril de 2004, el CESE instaba ya a la Comisión a participar activamente en dicho campo y a buscar y mantener el diálogo con todas las partes implicadas. Porque dichas partes tendrían no sólo un gran interés, sino también el derecho a saber cómo (y hasta qué punto) se quiere garantizar la internalización de los costes externos. El CESE pidió entonces también que se aclarase qué consecuencias tendría la internalización de los costes en la competitividad de la economía en general y, por ejemplo, en el sector de los transportes. La propia Comisión había comprobado que «menos de la mitad de los costes medioambientales externos (…) se repercuten en los precios de mercado», lo que supone que «se fomenta un modelo de demanda insostenible» (16).

3.18

El CESE se pregunta dónde y cuándo piensa la Comisión celebrar por fin dicho debate. En su opinión, la estrategia para un desarrollo sostenible sería el lugar perfecto para llevarlo a cabo. Es lamentable que todavía se esté esperando a la presentación de una «Comunicación sobre el uso de instrumentos basados en el mercado para la política medioambiental en el mercado interior», anunciada hace dos años.

3.19

El CESE lamenta igualmente el carácter relativamente poco vinculante de la recomendación siguiente de la Comisión: «En colaboración con la Comisión, los Estados miembros deben intercambiar experiencias y buenas prácticas en lo tocante a la traslación, hacia el consumo y/o la contaminación, de los impuestos que gravan el trabajo, sin incidencia sobre los ingresos, con el fin de contribuir a los objetivos comunitarios de aumento del empleo y protección del medio ambiente.» El CESE pide a la Comisión que en este asunto adopte una actitud resueltamente activa, acometa lo antes posible estudios pertinentes y, a continuación, transmita en forma de comunicación a las instituciones europeas los resultados correspondientes acompañados de un análisis y una evaluación de impacto.

3.20

Otro gran defecto de la Comunicación, aparte del de abandonar la vieja virtud de la UE de formular objetivos y plazos claros, es este de excluir un debate sobre los posibles instrumentos y sus consecuencias. Con ello, por supuesto, se esquivan posibles conflictos; el CESE ha pedido sin embargo en múltiples ocasiones buscar precisamente de una manera activa ese debate crítico con todas las participantes en el proceso, porque sin ellos el proceso de sostenibilidad no podrá avanzar de un modo decisivo.

3.21

El Comité valora de una forma positiva el anuncio de engranar mejor las estrategias nacionales con la europea. Pero para ello se necesita primero, como ya se ha dicho, una verdadera estrategia europea, y no sólo un papel en el que se agrupan posturas, declaraciones de intenciones y programas conocidos desde hace tiempo y hasta ahora incapaces de invertir de un modo suficiente las tendencias negativas.

3.22

Del documento a examen se desprende que los análisis de impacto ocupan una parte central a la hora de mejorar la coherencia entre las diferentes iniciativas y entre las diferentes fases (concepción, puesta en marcha, etc.) de cada una de ellas. Sin embargo, es esencial tener presente que dichos análisis no deben estar basados únicamente en los costes generados sino que tienen que englobar también las ventajas económicas, sociales y medioambientales (17). Por lo tanto, es importante concebir un criterio similar al de la «prueba de competitividad» para asegurarse de que no se ignoren estos dos últimos ámbitos.

3.22.1

El Comité reafirma su opinión según la cual la selección para la financiación de los proyectos en virtud de los diferentes programas y elementos presupuestarios debería basarse en el criterio del desarrollo sostenible (18). Éste debería ser tenido en cuenta igualmente en el momento de la evaluación de la eficacia de los gastos.

Falta de una gobernanza unívoca

3.23

Aparte de la falta de claridad de los objetivos y de la ausencia de debate sobre los instrumentos, el CESE identifica otro punto débil en el documento. La Comisión no da ninguna respuesta a la cuestión del reparto de responsabilidades. Se trata de un tema delicado, porque mientras algunas de las acciones planeadas pertenecen al ámbito de responsabilidades de la Comunidad (la política comercial), otras son más bien responsabilidades nacionales (energía) u objeto de un intento de coordinación a nivel europeo (política social). Además, a este abanico de responsables se une otra dimensión, la global (véanse también los puntos anteriores).

3.24

El CESE opina que una de las razones de la falta de avances reales en materia del desarrollo sostenible reside en la variedad de estrategias, planes de acción, etc., así como en los cambios que experimentan en función de las prioridades políticas a lo largo de los años. En consonancia con los principios rectores del desarrollo sostenible establecidos por el Consejo Europeo en junio de 2005 (19), el Comité considera que, en relación con las medidas, es responsabilidad de la Comisión el establecer claramente qué nivel es el competente, y que éste tiene que comprometerse luego frente a las partes interesadas a garantizar la estabilidad –incluso por un periodo prolongado de tiempo– así como la coherencia con otras medidas.

3.25

Conforme a los principios enunciados en el Libro Blanco sobre la Gobernanza Europea y a la voluntad de «acortar las distancias» entre Europa y los ciudadanos que se expresa en el Libro blanco sobre una política de comunicación europea, y como resultado del Foro consultivo del 20/21 de marzo de 2006 sobre el desarrollo sostenible, el Comité estima que una consulta estructurada y permanente con las partes interesadas es indispensable para hacer que la movilización de los actores sobre el terreno avance de forma significativa y para anclar el desarrollo sostenible en algo concreto. Así, el Comité se compromete a la creación de una base de datos similar a la que está gestionando ya en lo que concierne al mercado único (PRISM). La base tendrá como objetivo registrar los obstáculos que encuentren los actores sobre el terreno, difundir las prácticas correctas, informar sobre las organizaciones responsables de los proyectos innovadores, concretizar el enfoque de abajo arriba y reforzar los conocimientos técnicos sobre los que la Comisión en particular se apoya cuando elabora sus propuestas de directivas, sus análisis de impacto y sus comunicaciones.

3.26

Por otra parte, el Comité opina que la reforma del Fondo Monetario Internacional anunciada para 2008 ofrece a los representantes europeos la oportunidad de hablar con una sola voz para conseguir que el concepto de desarrollo sostenible se convierta en uno de los criterios para la concesión de subvenciones.

3.27

El CESE acoge con satisfacción el anuncio de la Comisión de querer revisar el proceso de sostenibilidad cada dos años, a partir de un informe intermedio, con la participación tanto del Consejo como del Parlamento Europeo y aprovechando la contribución del CESE y del CDR con su papel de catalizadores.

Vínculo con la política industrial moderna y la investigación

3.28

La reciente Comunicación de la Comisión sobre la nueva política industrial (20) anuncia la creación de un Grupo de alto nivel sobre la competitividad, la energía y el medioambiente, una reflexión sobre los aspectos exteriores de la competitividad y el acceso al mercado (primavera de 2006) así como sobre una gestión de los cambios estructurales en la industria manufacturera (finales de 2005). El Comité celebra la constitución del grupo de alto nivel (febrero 2006) y su mandato (21), y está dispuesto a apoyarle en sus tareas si fuese necesario. Además, espera que las reflexiones que tendrá que formular posteriormente la Comisión se ajusten al compromiso de garantizar que las sinergias entre las políticas europeas sean explotadas adecuadamente y que los intercambios sean realizados de manera que se alcance el objetivo de sostenibilidad.

3.29

El Comité, a pesar de ser un incansable partidario del objetivo de destinar el 3 % del PIB a la I+D (donde 2/3 provendrían del sector privado), estima que estas inversiones, y la innovación que conllevan, han de llevarse a cabo con vistas a potenciar el desarrollo sostenible. Convendría que, en la medida de lo posible, la Comisión, con la ayuda de Eurostat y de sus homólogos nacionales, presentase periódicamente un informe explicando la situación en cada momento para compaginar la Estrategia de Lisboa y la estrategia que engloba el desarrollo sostenible. Cuando proceda, la Comisión debería formular recomendaciones en las Directrices integradas con vistas a garantizar su compatibilidad y sinergia.

4.   Observaciones sobre algunos de los ámbitos principales descritos en el documento de la Comisión

4.1   «Cambio climático y energía limpia»

4.1.1

El CESE comprueba con horror que la Comisión, en su Comunicación, casi admite resignada que el cambio climático ya no se puede detener y que lo único que importa ya es amortiguar las consecuencias para los más afectados.

4.1.2

Las «principales iniciativas» en este ámbito no son más que declaraciones de intenciones y cautelosas exhortaciones a que se haga un esfuerzo por asumir compromisos más amplios y a que se firmen acuerdos internacionales. La falta de objetivos claros es especialmente aterradora en este ámbito si se tiene en cuenta que ya hoy es previsible que no se puedan cumplir los actuales objetivos para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2012. Y esto a pesar de la creciente amenaza y de los ya innegables y gravísimos accidentes meteorológicos con sus catastróficas consecuencias, tanto en daños personales como económicos.

4.1.3

Con todo, el CESE se alegra de oír las afirmaciones, si bien algo generales, sobre la utilización del potencial propio de la UE para conseguir más eficiencia y sobre los desarrollos tecnológicos en el campo de las energías renovables y el consumo de energía. El CESE apoya estos objetivos de la Comisión, pero urge a ésta y al Consejo a que preparen objetivos claros y ambiciosos, a que describan los instrumentos para conseguirlos y a que los discutan con todas las partes interesadas.

4.1.4

Así, actualmente se vislumbra que la industria podría encontrarse ante un punto de inflexión en lo que se refiere a centrales eléctricas de carbón libres de CO2. En el marco de una estrategia de sostenibilidad cabe esperar que surja la pregunta de qué condiciones generales (y con ello qué instrumentos) tiene que establecer la política para favorecer la utilización de dichas tecnologías.

4.2   «Exclusión social, demografía y flujos migratorios»

4.2.1

El Comité aprecia que el plan de acción considere que luchar contra la pobreza y la exclusión social no se reduce a una cuestión de rentas bajas, pero opina que las principales iniciativas propuestas son totalmente insuficientes. En particular, la Comisión debería actualizar los indicadores de Laeken (22) sobre la calidad del empleo (23) y resaltar más esa dimensión en las principales iniciativas propuestas.

4.2.2

La Comisión anuncia que consultará a sus interlocutores sociales sobre el tema de la conciliación de la vida profesional y la vida privada. En el supuesto de que éstos consideraran necesario tomar medidas complementarias pero no lograran llegar a un acuerdo con arreglo al artículo 139 del Tratado, el Comité es de la opinión que la Comisión y el legislador europeo deberían ser competentes para entender del caso. Este procedimiento debería ser válido para los demás ámbitos contemplados.

4.3   «Gestión de los recursos naturales»

4.3.1

También en el ámbito de los recursos naturales las principales iniciativas propuestas suenan más bien a acciones no vinculantes o incluso inverosímiles. La Comisión escribe que «la UE y los Estados miembros deben garantizar que la red de espacios protegidos Natura 2000 cuente con una gestión adecuada y medios de financiación suficientes, e integrar mejor los aspectos relacionados con la biodiversidad en sus políticas internas y externas, con el fin de detener la pérdida de biodiversidad». A la vista de las decisiones en materia financiera del Consejo Europeo de diciembre de 2005, por las que se suprimieron fondos precisamente en dicho sector, la opinión pública se da cuenta inmediatamente del gran abismo que existe entre las necesidades y la realidad en la política de la UE.

4.3.2

En las «Finalidades y objetivos operativos» mencionadas en el anexo 2 para el sector «Mejor gestión de los recursos naturales», lo único que se hace es repetir políticas ya conocidas y ya aprobadas, como por ejemplo el objetivo –publicado en 1997 (!) en el Libro blanco (24)– de conseguir hasta 2010 una combinación energética con un 12 % de energías renovables, del que la Comisión misma dice sin embargo en su Comunicación del 26.05.2004 (25) que no se podrá alcanzar con las medidas actuales. Sin embargo, no se proponen nuevas medidas, ni se hace un análisis de las posibles causas de tal fracaso.

4.3.3

El CESE opina que, también en este caso, la fijación de objetivos ambiciosos y enfocados al futuro –como, por ejemplo, los que ha anunció Suecia a principios de febrero de 2006– prestaría a la estrategia de sostenibilidad más furor, atención y apoyo que estas vagas declaraciones de intenciones, que no parecen ni nuevas ni actuales. Como ya se sabe, Suecia se ha marcado el objetivo a largo plazo de sustituir los combustibles fósiles y de abandonar la energía atómica.

4.3.4

Además, en el campo del ahorro de energía y de la eficiencia energética, se podría formular otro objetivo igual de eficaz desde el punto de vista de la opinión pública y también orientado al futuro y al fomento de la innovación: por ejemplo, que hasta 2020 todas las nuevas construcciones de la Unión Europea sean «casas de energía cero», es decir, edificios que no necesitan energía externa adicional.

4.4   «Transportes sostenibles»

4.4.1

En el ámbito del transporte se indica en primer lugar que las «tendencias actuales son insostenibles».

4.4.2

La Comisión escribe después: «Los beneficios asociados a la movilidad pueden obtenerse con un coste económico, social y medioambiental muy inferior. Se puede, a tal efecto, reducir la necesidad de transporte (modificando la utilización del suelo o fomentando el teletrabajo y las videoconferencias, por ejemplo), utilizar mejor las infraestructuras y los vehículos, cambiar de medios de transporte (recurriendo, por ejemplo, al ferrocarril en vez de al transporte por carretera), incentivar los desplazamientos en bicicleta o a pie para las distancias cortas, potenciar los transportes públicos, utilizar vehículos menos contaminantes y desarrollar alternativas al petróleo, como los biocombustibles y los vehículos propulsados con hidrógeno». Todo esto, a nivel de contenido, recoge lo expuesto en el dictamen del CESE sobre «Las infraestructuras de transporte del futuro: planificación y países limítrofes — movilidad sostenible — financiación» (26). La Comisión señala también que «Los beneficios que aportan unos transportes más sostenibles son numerosos y significativos».

4.4.3

En principio el CESE aprecia en general las afirmaciones y las referencias sobre situaciones en las que todos salen ganando. El CESE se pregunta, no obstante, por qué a pesar de todas estas ventajas y posibilidades aparecen esas tendencias negativas –por ejemplo en el ámbito del transporte– que se señalan en varias ocasiones, y por qué, como consecuencia de ello, la Comisión tiene que constatar una evolución negativa en las tendencias.

4.4.4

Tiene que haber razones para que tanto particulares como empresas, a pesar de las ventajas del transporte sostenible descritas por la Comisión, apuesten por tipos de transporte no sostenibles y en su mayoría los prefieran. Estas razones no se analizan en el documento; pero sin ese análisis no se pueden elaborar estrategias adecuadas para contrarrestarlas.

4.4.5

En el ámbito del transporte la Comisión menciona tres iniciativas principales:

La UE y los Estados miembros deben velar por aumentar el atractivo de las alternativas al transporte por carretera para el transporte de mercancías y pasajeros. (El CESE toma nota de que la Comisión no promete no volver a invertir más dinero en desarrollos insostenibles).

La Comisión Europea seguirá examinando la posibilidad de gravar el uso de las infraestructuras en la UE. (El CESE toma nota de que la Comisión no anuncia su intención de repercutir totalmente los costes de utilización y los costes externos adicionales).

La Comisión propondrá una serie de medidas destinadas a mejorar el rendimiento medioambiental de los automóviles, entre las que figurarán iniciativas de fomento de vehículos no contaminantes y energéticamente eficientes. (El CESE aprecia esta medida).

4.4.6

El CESE considera más que dudoso que, con estas iniciativas, la UE pueda solucionar el «problema de los niveles crecientes de congestión» denunciado en la estrategia de sostenibilidad (27), consiguiendo así, por ejemplo, alcanzar una disminución suficiente del tráfico. Las expectativas y formulaciones expresadas en las iniciativas principales difieren en gran medida de lo formulado en otros documentos anteriores de la UE, como por ejemplo en las «redes de ciudadanos» o en el Libro Blanco sobre la política de transportes (28).

4.4.7

Una solución mucho más atractiva para comunicar la estrategia de sostenibilidad a la opinión pública, y además mucho más ambiciosa y orientada al objetivo, sería la de fijarse como meta conseguir que para el 2020 o el 2025 sólo se autorizase a circular en Europa vehículos libres de emisiones. Esto supondría un gran aliciente para la investigación y el desarrollo, aceleraría las innovaciones tecnológicas y aumentaría la competitividad de los automóviles europeos, lo que a su vez favorecería el desarrollo económico de Europa. Además, sería un enfoque tecnológico que podría ayudar a que el desarrollo del tráfico en algunos países emergentes no llevara al colapso ecológico y climático.

4.4.8

El establecimiento de un objetivo estratégico de ese tipo en el sector de los transportes respondería a la demanda del CESE de un desarrollo sostenible del sector (29), pero sería también coherente con una estrategia europea de desarrollo sostenible y permitiría que se hicieran realidad los efectos positivos, tantas veces mencionados, de una situación en la que todos saldrían ganando.

4.5   «Pobreza en el mundo y retos en materia de desarrollo»

4.5.1

Hay que censurar el hecho de que en la Comunicación se reciclen prácticamente peticiones que la UE viene formulando desde hace años pero sin que se hayan llevado a la práctica. Un ejemplo es la iniciativa principal que se propone en este ámbito, según la cual «en el período que resta hasta 2015, la UE y los Estados miembros deben aumentar el volumen de ayuda hasta el 0,7 % de su producto interior bruto (PIB) y alcanzar el objetivo intermedio del 0,56 % en 2010 (objetivos individuales del 0,51 % para la UE-15 y 0,17 % para la UE-10)». El CESE no duda en ningún momento de que se trate de una petición correcta (30). Únicamente recuerda que los países industrializados prometieron ya en la Asamblea Plenaria de las Naciones Unidas del 24 de octubre de 1970, es decir, hace más de 35 años, destinar el 0,7 % de su PIB a la ayuda al desarrollo (medida que, por sí sola, ni mucho menos resolvería todos los problemas). La continua repetición de promesas que luego no se cumplen no ayuda precisamente a que la política resulte más creíble.

4.5.2

El Comité aprecia, como es lógico, todos los esfuerzos anunciados para luchar contra la pobreza en el mundo. La Comisión se compromete a redoblar los esfuerzos para asegurar que el comercio internacional sea utilizado como instrumento para promover un desarrollo realmente sostenible. Esta medida es, sin duda, de extrema importancia, y a nivel mundial cabría incluso considerarlo como el planteamiento decisivo. Los acuerdos de la OMC son acuerdos comerciales que no se atienen a ningún criterio de sostenibilidad, a pesar de que el comercio mundial tiene consecuencias decisivas para la sostenibilidad. Por eso, el Consejo y la Comisión deberían, por una parte, destacar y otorgar un lugar central a esta afirmación, pero, por la otra, bosquejar también de qué manera podría llevarse eso a cabo.

4.5.3

Esto también es importante para dejar claro a la opinión pública que no se trata de una simple declaración de intenciones. Para el CESE es obvio que las ayudas financieras por sí solas no pueden mejorar de un modo duradero las condiciones de vida y de trabajo en los países en desarrollo.

El Comité recuerda además que en las conclusiones del Consejo sobre la dimensión social de la globalización (marzo de 2005) se colocó el concepto de «trabajo decente» en el centro de la política exterior de la UE. El Comité no puede aceptar que ciertos países basen sus ventajas comparativas en la inobservancia de las normas de la OIT o medioambientales. Estas normas no son algo así como un proteccionismo velado de los países ricos, sino que contribuyen a la defensa de la dignidad humana, del progreso social y de la justicia. La UE debería hacer un seguimiento del progreso en estos terrenos y llevar a cabo una evaluación a ser posible junto con los agentes sociales reconocidos por la OIT de los terceros países involucrados (o de las organizaciones representativas y reconocidas que trabajan allí); y en el caso de que se observara un deterioro de la situación, debería reaccionar con sanciones comerciales. Es lamentable que en la Comunicación de la Comisión no se haga alusión a este tema.

4.6

De forma general, el Comité invita a la Comisión y a los Estados miembros a demostrar a sus socios comerciales que el desarrollo sostenible no se debe entender como un generador de gastos, sino más bien como un factor de riqueza tanto para sus economías, que aspiran a niveles de vida más altos, como para el planeta entero.

Bruselas, 17 de mayo de 2006.

La Presidenta

del Comité Económico y Social Europeo

Anne-Marie SIGMUND


(1)  COM(2005) 658 final.

(2)  DO C 117, 30.4.2004, p. 22.

(3)  DO C 267, 27.10.2005, p. 22.

(4)  COM(2005) 37 final del 9 de febrero de 2005.

(5)  

1)

COM(2005) 658 Comunicación relativa a la revisión de la Estrategia para un desarrollo sostenible - Plataforma de acción (13.12.2005). (http://europa.eu.int/eur-lex/lex/LexUriServ/site/de/com/2005/com2005_0658de01.pdf).

2)

El informe de Eurostat: Midiendo los avances hacia una Europa más sostenible - Indicadores de desarrollo sostenible para la Unión Europea. Fecha 1990-2005 (13.12.2005).

3)

Conclusiones de la Presidencia del Consejo Europeo sobre la Declaración sobre los Principios Rectores del Desarrollo Sostenible (16-17.6.2005). (http://ue.eu.int/ueDocs/cms_Data/docs/pressData/de/ec/85350.pdf).

4)

COM(2005) 37 final: Revisión en 2005 de la Estrategia de la Unión Europea para un desarrollo sostenible: Primer balance y orientaciones futuras (9.2.2005). (http://europa.eu.int/eur-lex/lex/LexUriServ/site/de/com/2005/com2005_0037de01.pdf).

5)

Anexo del documento de trabajo SEC(2005) 225 – informe intermedio.

(6)  DO C 117, 30.4.2004, p. 22.

(7)  DO C 325, 24.12.2002, p. 5.

(8)  http://www.cpi.cam.ac.uk/bep/downloads/CLG_pressrelease_letter.pdf.

(9)  Entre ellos habría que destacar:

 

«The effects of environmental policy on European business and its competitiveness: a framework for analysis», SEC(2004) 769

 

«Commission staff working document on the links between employment policies and environment policies», SEC(2005) 1530

 

«Employment and productivity and their contribution to economic growth», SEC(2004) 690.

(10)  Véase el dictamen del CESE sobre la «Propuesta de Reglamento del Consejo relativo a la ayuda al desarrollo rural a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER)», DO C 234, 22.9.2005, p. 32 y el dictamen exploratorio sobre el tema «El papel del desarrollo sostenible en el marco de las próximas perspectivas financieras», DO C 267, 27.10.2005, p. 22.

(11)  Véase también el discurso de la Comisaria de agricultura Fischer-Boel en la Semana verde internacional del 12 de enero de 2006.

(12)  COM(2005) 658 final, anexo 2, p. 28.

(13)  En esa Comunicación se establecían objetivos muy amplios; se habló, por ejemplo, de unas reducciones de CO2 del 70 % a largo plazo, COM(2003) 745 final/2.

(14)  DO C 117, 30.4.2004, p. 22, punto 2.2.7.

(15)  Dictamen de iniciativa del CESE sobre «Las energías renovables», adoptado el 15 de diciembre de 2005, punto 1.3, DO C 65, 17.3.2006 p. 105.

(16)  SEC(1999) 1942, del 24.11.1999, p. 14.

(17)  Véase la Comunicación de la Comisión «Evaluación de los costes administrativos» COM(2005) 518 final.

(18)  Dictamen exploratorio «El papel del desarrollo sostenible en el marco de las próximas perspectivas financieras», DO C 267 del 27.10.2005, p. 22.

(19)  Véase el anexo 1 sobre las Conclusiones del Consejo Europeo del 16-17 de junio de 2005, «Declaración sobre los Principios Rectores del Desarrollo Sostenible».

(20)  «Implementación del programa comunitario de Lisboa: Un marco político para fortalecer la industria manufacturera de la UE – hacia un enfoque más integrado de política industrial», COM(2005) 474 final.

(21)  Véase el comunicado de prensa IP/06/226.

(22)  Calidad intrínseca del empleo; Cualificaciones, formación continua y desarrollo de la trayectoria profesional; Igualdad entre hombres y mujeres; Salud y seguridad en el trabajo; Flexibilidad y seguridad; Inclusión y acceso al mercado laboral; Organización del trabajo y conciliación entre la vida profesional y la vida privada; Diálogo social y participación de los trabajadores; Diversidad y no discriminación; Rendimiento general del trabajo.

(23)  Véase: «Mejora de la calidad del empleo: examen de los progresos recientes», COM(2003) 728 final.

(24)  COM(1997) 599 final.

(25)  COM(2004) 366 final.

(26)  DO C 108, 30.4.2004, p. 35.

(27)  COM(2001) 264 final.

(28)  Libro Blanco – «La política europea de transportes de cara al 2010: la hora de la verdad», 2001.

(29)  Véase el Dictamen de iniciativa del CESE sobre «Las infraestructuras de transporte del futuro: planificación y países limítrofes – movilidad sostenible- financiación», en la que, entre otras cosas, se lleva a cabo un debate sobre posibles instrumentos fiscales. DO C 108, 30.4.2004, p. 35.

(30)  Véase el dictamen del CESE sobre la «Integración del medio ambiente y el desarrollo sostenible en la política de cooperación económica y para el desarrollo»DO C 14, 16.1.2001, p. 87.